Anexo C. Las cuencas de los Ríos Chillón, Rímac y Lurín (CHIRILU)

La Cuenca del CHIRILU, conformada por las cuencas individuales de Chillón, Rímac y Lurín, es una de las cuencas más críticas por su importancia para la vida cotidiana de millones de personas y la economía del país (Recuadro A C.1). Las cuencas de los ríos Chillón y Rímac son las que más contribuyen a suplir las necesidades de agua de la población urbana de Lima, una ciudad de 10 millones de habitantes, que representa un tercio de la población total del país. El 69% del agua superficial de la zona es generada por el sistema del río Rímac, el 20% por el río Chillón y el 11% por el río Lurín. Esta última es más pequeña en comparación con las otras dos cuencas y una fuente de agua menos relevante. Sin embargo, el valle bajo de la cuenca del río Lurín se considera el último "pulmón verde" de Lima y es fundamental para el suministro de alimentos a la ciudad. También es fundamental para el buen funcionamiento del sistema hidrológico de la región porque apoya significativamente la recarga de los cuerpos de agua subterránea.

Esta cuenca abastece la mayor parte de los recursos hídricos para uso doméstico y agrícola. El principal uso de los recursos hídricos de la Cuenca CHIRILU es doméstico (69%), seguido de usos agrícolas (22%) e industriales (8%) (MINAM, 2019[1]). En 2016, la demanda de recursos hídricos alcanzó los 833,7 hm3. El volumen total de recursos hídricos disponibles en las tres cuencas es de 1,109 hm3, en las que el río Rímac, que atraviesa la ciudad de Lima, juega un papel muy importante. La Autoridad Nacional del Agua (ANA) ha informado que la mayoría de las licencias de agua doméstica corresponden a la cuenca del río Rímac, debido a que es la más cercana a Lima. Las licencias de agua en las cuencas de los ríos Chillón y Lurín cubren principalmente a los usuarios agrícolas. El volumen de agua utilizada para uso doméstico ha aumentado significativamente desde 2009, cuando la demanda interna requirió 753,1 hm3. En 2017, la demanda interna requirió 833,7 hm3 (75% del agua superficial total), lo que representa un incremento de más del 10% en menos de 10 años. El agua de esta cuenca también se utiliza principalmente con fines energéticos y en ella se encuentran cinco de las centrales hidroeléctricas más importantes del país. Estas plantas están ubicadas en la parte media de la Cuenca CHIRILU, donde se recolecta el agua para la generación de energía que luego se devuelve al río.

El agua subterránea es una fuente de agua mucho menos importante en la Cuenca CHIRILU que el agua superficial. Aproximadamente tres cuartas partes de esta demanda se cubre con agua superficial y el 25% restante con agua subterránea (Figura A C.2). El volumen total de aguas subterráneas aportadas por los acuíferos de Chillón, Rímac y Lurín asciende a 310 hm3, menos de un tercio del volumen aportado por las aguas superficiales. El acuífero del Rímac, así como su correspondiente cuenca hidrográfica, es el más rico en recurso hídrico de los tres. Juntos, los acuíferos de Chillón y Rímac cubren el 88% de la demanda de agua subterránea. Según el Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima, SEDAPAL, durante el período 2006-13, los caudales promedio de extracción fluctuaron entre 3,5 m3/s y 4,0 m3/s. Entre 1997 y 2006, los caudales de extracción disminuyeron fuertemente de 8,3 m3/s a 4,0 m3/s (SEDAPAL, 2015[2]). Asimismo, en el período entre 1969 y 1997, los caudales de extracción aumentaron de 1,1 m3/s a 8,3 m3/s, provocando una sobreexplotación severa y un aumento de la profundidad de 30-40 a 60-80 metros hasta llegar a las capas freáticas. El Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (SEDAPAL) estableció en su Plan Maestro Optimizado un caudal máximo de extracción de 3,5 m3/s para el acuífero Rímac, 1 m3/s para el acuífero Chillón y 0,3 m3/s para el acuífero Lurín (SEDAPAL, 2015[3]).

La cantidad de recursos hídricos disponibles en la cuenca actualmente no basta para cubrir la demanda de las ciudades de Callao y Lima. Enfrentar las amenazas que plantea la cantidad insuficiente y la baja calidad del agua, en un contexto de fuerte presión antropogénica y vulnerabilidad al cambio climático, es el mayor desafío de CHIRILU. La disponibilidad total de agua en la Cuenca de CHIRILU es de 125 m3/per cápita/año (AQUAFONDO, 2016[4]), muy por debajo de la tasa de escasez de agua de 1 000 m3 / per cápita / año, establecida por las Naciones Unidas (ONU). También se espera que la ciudad de Lima crezca sustancialmente en las próximas décadas, alcanzando una población de más de 12 millones de habitantes para el 2030 (UN, 2018[5]). En consecuencia, se espera que la demanda de agua para usos domésticos y no domésticos aumente en un 10% en los próximos 15 años, pasando de 26,8 m3/s a 31,7 m3/s en 2030 (SEDAPAL, 2015[2]). En comparación con otras ciudades latinoamericanas, Lima tiene uno de los ratios de reservas de recursos hídricos per cápita más bajas (Tabla A C.1), lo que significa que tampoco está preparada para satisfacer la creciente demanda de agua en las próximas décadas. De hecho, según las proyecciones de SEDAPAL, si Lima sufriera un período de sequía (cada vez más frecuente, intensa y prolongada como resultado del cambio climático), no podría brindar servicios adecuados de agua y saneamiento a sus ciudadanos por más de dos años.

Los problemas con la cantidad de agua se ven agravados por las amenazas a la calidad del agua. La contaminación del Río Rímac es uno de los casos más graves de contaminación fluvial a nivel nacional. Existen al menos 1.185 fuentes de contaminación en la Cuenca del Río Rímac, con 260 (22%) en la cuenca alta, 336 (28%) en la cuenca media y 589 (50%) en la cuenca baja, donde se concentra la población urbana (ANA, 2015[6]). En cuanto a los tipos de fuentes de contaminación, el número de fuentes de contaminación relacionadas con las aguas residuales municipales es el más alto, con 736 (62%), seguido de las fuentes de contaminación relacionadas con los residuos sólidos, con 323 (27%), lo que da fe de la magnitud del impacto de la ciudad en el problema de la contaminación (K-Water, 2015[7]). En 2016 se detectaron altos niveles de metales en la cuenca alta del río Rímac, principalmente arsénico, manganeso, hierro y plomo. La parte baja de la cuenca del río Chillón presenta agua de mala calidad, con altos niveles de demanda biológica de oxígeno (DBO), cobre, plomo y coliformes termotolerantes (es decir, E. coli). La cuenca del río Lurín, por su parte, presenta excelentes niveles de calidad en la cuenca alta; sin embargo, existe una alta presencia de coliformes termotolerantes en la cuenca baja, presumiblemente por el vertido de desechos sólidos (ANA, 2018[8]). Los resultados del monitoreo de la calidad del agua subterránea muestran mejores resultados. Los acuíferos Rímac, Chillón y Lurín muestran en general resultados de normal a alta calidad en los diferentes puntos de medición. Sin embargo, la calidad disminuye con el acercamiento a la zona costera, donde se ubican la ciudad de Lima y la Provincia del Callao (ANA, 2018[8]). Para alcanzar los niveles objetivo de calidad del agua, la ANA ha puesto en marcha un Plan Maestro para la Restauración del Río Rímac. Este plan incluye medidas tanto estructurales como no estructurales.

Uno de los principales problemas que afectan la salud de los ríos de la Cuenca CHIRILU es el resultado de los asentamientos humanos informales que han aparecido a lo largo de las riberas y que contribuyen fuertemente a los niveles de contaminación, aumentan la extracción ilegal y el agotamiento de los acuíferos y dificultan la recuperación de los ecosistemas ribereños. Uno de los casos más conocidos es el de la Margen Izquierda del Río Rímac (MIRR), donde residen más de 80.000 personas (IDRC/CRDI, 2012[9]). Esta área enfrenta innumerables vulnerabilidades en forma de problemas sociales, económicos y ambientales. Debido a su proximidad a la orilla del río, las condiciones geofísicas del terreno, la sismicidad y las construcciones precarias, estas áreas son mucho más vulnerables a la erosión hídrica y las inundaciones, lo que resulta en muchos casos en la destrucción de viviendas. La falta de sistemas de alcantarillado adecuados genera el vertido de aguas residuales domésticas sin tratar directamente al río Rímac. Los asentamientos informales son el resultado de complejos factores sociales, económicos y políticos que requieren soluciones sensatas para el desmantelamiento efectivo de los asentamientos y la reubicación en viviendas mejoradas de las comunidades que residen en la zona.

La Cuenca Hidrográfica CHIRILU está comprendida en la Autoridad Administrativa del Agua Cañete-Fortaleza, la cual contiene 17 unidades hidrográficas y cinco Administraciones Locales de Agua (ANA, 2019[10]). La Cuenca CHIRILU está regida por la Administración Local del Agua Chillón-Rímac-Lurín, que tiene competencia sobre 9.384,61 km2, lo que equivale al 23,50% del total de tierras bajo la jurisdicción de la Autoridad Administrativa del Agua Cañete-Fortaleza. La Cuenca CHIRILU abarca el 78,1% del territorio gobernado por la Administración Local del Agua Chillón-Rímac-Lurín, que alcanza 7.329,68 km2 (ANA, 2019[11]), por lo que este sistema de cuencas es el más importante bajo su control.

Los actores clave en el sistema de gestión del agua son los siguientes:

  • La Administración Local de Agua de Chillón-Rímac-Lurín (ALA) es un órgano desconcentrado de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) encargado de la gestión operativa de los recursos hídricos que se encuentran en las cuencas que constituyen el sistema CHIRILU. Dada la importancia del uso doméstico en la cuenca, su función principal es gestionar el suministro de agua potable.

  • El Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (SEDAPAL) es el principal operador de agua en la Cuenca CHIRILU y la empresa prestadora más importante de Perú. Su misión principal es la prestación de servicios de saneamiento como agua potable y alcantarillado. También se encarga de ejecutar la política sectorial de operación, mantenimiento, control y desarrollo de los servicios básicos, con funciones específicas en aspectos de regulación, planificación, programación, desarrollo de proyectos, financiamiento, ejecución de obras, asesoría y asistencia técnica. También puede participar en otras actividades relacionadas y / o complementarias. Al igual que otros operadores de agua para el sector urbano, SEDAPAL está regulada por la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (SUNASS). Su objetivo principal es regular y supervisar de manera independiente, objetiva y oportuna la prestación de los servicios de saneamiento proporcionados por los proveedores. Se estableció una tasa anual del 1% de los ingresos totales de la prestación de servicios de SEDAPAL para la recaudación de PSE (Recuadro A C.2).

  • El Consejo de Recursos Hídricos de Cuenca Interregional Chillón-Rímac-Lurín, creado en 2016, es un espacio de consulta en el que las instituciones y demás organismos de la región vinculados a la gestión integral de los recursos hídricos pueden exponer sus necesidades, proyectos y reclamos, con el fin de planificar y coordinar el uso sostenible del agua en la cuenca.

  • El Programa Subsectorial de Irrigación (PSI) es un órgano descentralizado del sector agrícola. Su principal objetivo es promover el desarrollo sostenible de los sistemas de riego en la costa y sierra, el fortalecimiento de las organizaciones de usuarios, el desarrollo de capacidades de gestión, así como la difusión del uso de tecnologías modernas de riego para contribuir al aumento de la producción y productividad agrícola. Su misión general es mejorar la rentabilidad de la agricultura y elevar el nivel de vida de los agricultores.

  • La Dirección Regional Agraria del Gobierno Regional de Lima (GORE Lima) es un organismo descentralizado del Gobierno Regional de Lima que promueve las actividades productivas agrícolas a nivel regional y depende técnica y funcionalmente del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego.

El CRHC se encuentra en una fase avanzada de implementación para garantizar el suministro de servicios básicos de agua y saneamiento continuos y de calidad a la dinámica ciudad de Lima y el distrito del Callao. El Consejo de Recursos Hídricos de Cuenca Interregional (CRHCI) de Chillón-Rímac-Lurín fue formalmente creado en 2016 mediante Decreto Supremo No. 009-2016-AG. Sin embargo, su operacionalización no se aseguró hasta 2018. La iniciativa fue encabezada por la ANA, con el apoyo de los gobiernos regionales de Lima y Callao, que agrupó a los actores potencialmente interesados y propuso su inclusión como miembros del consejo. El alcance del Consejo de CHIRILU es amplio ya que: abarca 15 unidades hidrográficas que suman 9.384,6 km2. Está compuesto por 19 representantes y actualmente comprende ocho grupos de trabajo (Tabla A C.2).

Los representantes del consejo provienen de una gama de organizaciones e instituciones, incluidos los gobiernos regionales, la Autoridad Administrativa del Agua Cañete-Fortaleza, universidades, juntas de usuarios de aguas agrícolas y no agrícolas, gobiernos locales, comunidades campesinas y asociaciones profesionales del sector del agua. Actualmente el consejo está presidido por el Programa de Gobierno Regional de la Municipalidad Metropolitana de Lima.

El primer objetivo de este consejo, que funciona desde hace más de un año, es la elaboración e implementación exitosa de un Plan de Gestión de Recursos Hídricos de Cuenca (PGRHC), el cual ha sido diseñado por la Secretaría Técnica y se encuentra pendiente de aprobación. Este plan será el principal instrumento de gestión y funcionamiento del consejo. Aún no existe un PGRHC CHIRILU, aprobado por la ANA. Lo que se ha adelantado es la creación de grupos de trabajo como el Grupo de Infraestructura Natural y Conservación del Agua, el grupo Cultura del Agua, el grupo Observatorio del Agua CHIRILU, entre otros. Pronto se formarán grupos temáticos para elaborar el plan de gestión. De particular interés en este consejo es el grado de avance de su funcionamiento, incluida la creación de grupos de trabajo con objetivos y ámbitos de actuación específicos (Tabla A C.2). Los grupos de trabajo no solo reúnen a representantes del consejo, sino también a organizaciones no gubernamentales (ONG), empresas del sector privado y otros tipos de organizaciones para avanzar en el trabajo en áreas clave de interés. Ningún otro CRHC en Perú ha establecido grupos de trabajo con el alcance y el desarrollo institucional que se han establecido dentro del CRHCI CHIRILU.

En la Cuenca CHIRILU, la fragmentación institucional y la falta de una coordinación intersectorial eficaz dificultan la alineación de las políticas con los objetivos de varias instituciones y sectores. Por ejemplo, los temas de calidad del agua en la ciudad de Lima deben abordarse mediante la participación de actores de los sectores de saneamiento y salud, vivienda, educación y gestión de residuos.

Las autoridades del área metropolitana de Lima han avanzado mucho en el uso de instrumentos legales y económicos para lograr un manejo de cuencas más articulado e integrado. Sin embargo, la principal herramienta de planificación aún está pendiente de aprobación, a pesar de que el consejo lleva funcionando más de tres años. La exitosa creación del Consejo de Cuenca CHIRILU es el ejemplo más claro de estos esfuerzos de los actores que se unen para discutir y acordar objetivos conjuntos para una mejor gobernanza del agua. Sin embargo, este proceso requirió un tiempo significativo para que todos los actores se reunieran y acordaran la estructura fundamental y el funcionamiento del consejo de cuenca, y si bien su funcionamiento ha avanzado algo, aún existen impedimentos en cuanto a los instrumentos operativos del consejo, como el PGRHC.

Se carece de datos e información sobre el estado de la calidad del agua en la Cuenca CHIRILU dado que no se recolecta información todos los años. Además, existen lagunas en el ámbito territorial de la colección, en particular en la Cuenca del Río Lurín. Además de la poco frecuente recolección de datos, los datos recolectados por la ANA sobre la calidad del agua subterránea en Lima solo evalúan la presencia de sales. Por tanto, falta información sobre otros indicadores de contaminación como plaguicidas, hidrocarburos, benceno, tolueno, etilbenceno y xilenos (BTEX) y metales pesados. Como tal, se desconoce el alcance total de la calidad de las fuentes de agua subterránea.

Se carece de capacidades técnicas para la implementación de proyectos relacionados con los fondos MERESE (mencionados anteriormente como PSE). SEDAPAL lanzó una convocatoria de proyectos para cubrir este vacío. Los fondos del MERESE se han recolectado durante más de cuatro años en la región y se cuenta con una cantidad considerable de fondos (un estimado de S / 90 millones) para la protección del ecosistema río arriba. Sin embargo, el uso operativo de estos fondos está retrasado. Existe alguna evidencia de que el MERESE está operando en la Provincia del Callao, pero no se han implementado proyectos para Lima. SEDAPAL está a cargo de recolectar los fondos, pero debido a su naturaleza no necesariamente cuenta con la capacidad de coordinar eficazmente con los actores en la cuenca alta y diseñar proyectos de conservación por orden de prioridad.

Existe un déficit de legitimidad social de algunos cobros. La mayoría de los usuarios industriales que pagan a SEDAPAL la tarifa de monitoreo y manejo de aguas subterráneas en Lima se han quejado o expresado sus dudas sobre el uso real que se da a los ingresos recaudados. A veces, esto incluso ha conllevado a litigios entre esos usuarios y SUNASS. A menos que se tomen las disposiciones necesarias, pueden surgir problemas sociales debido al inadecuado manejo de las diferencias entre las expectativas de los contribuyentes y la administración de los proyectos de gestión del agua. En ese sentido, es importante mantener informados a los actores involucrados y asegurar su participación en las distintas etapas. También debe reconocerse que la actualización de las tarifas regulatorias de las empresas de servicios de agua y saneamiento (EP) cada cinco años tiende a crear un clima en contra del compromiso privado en la prestación de servicios de agua y a favor de considerar las preocupaciones de asequibilidad.

Es necesaria la coordinación entre sectores para abordar colectivamente los problemas de escasez de agua y contaminación en la Cuenca CHIRILU. Las instituciones y los operadores podrían elaborar conjuntamente un catálogo de temas que deberían abordarse y/o examinarse y, cuando sea posible, indicar las acciones que podrían tomarse al respecto. Las externalidades negativas en el sector del agua a menudo provienen de otros sectores, como los residuos sólidos. Los miembros del sector manufacturero también pueden participar, dada la cantidad de residuos que producen sus actividades.

Se necesitan datos e información más relevantes y actualizados para que las autoridades de cuenca elaboren políticas eficientes y planifiquen su implementación eficaz. Existe una falta constante de información ambiental actualizada, concisa y de fácil acceso relacionada con el estado ambiental de la Cuenca CHIRILU y sus elementos conformantes, inclusive una gama más amplia de indicadores sobre contaminación y consumo de recursos hídricos. Los problemas con la calidad de la información van unidos al hecho de que son muchas las instituciones que se encargan de recolectar los datos. Abordar este tema para proporcionar datos oportunos, fácilmente accesibles y transparentes debe incluir una consideración cuidadosa sobre qué entidad debe ser responsable de esta recopilación de datos y establecer prioridades en términos de qué categorías de datos deben recopilarse y quiénes deben ser los grupos destinatarios de dicha recopilación de datos, teniendo en cuenta las implicaciones económicas, sociales y financieras de estas decisiones. La creación de un observatorio del agua como uno de los grupos de trabajo dentro del CRHCI CHIRILU, que tiene como uno de sus objetivos la recolección e intercambio de información, es una iniciativa prometedora que se espera que crezca una vez que el mandato del CRHCI sea efectivamente operativo a través de la aprobación del PGRHC.

Se podría aprovechar la experiencia y el conocimiento de las empresas privadas para garantizar estructuras de PSA más eficaces. Los desafíos que enfrenta SEDAPAL en el uso efectivo de los ingresos de los fondos MERESE son un ejemplo de una brecha de capacidad. Para llenar este vacío, el operador está involucrando al sector privado y asociaciones capaces de implementar proyectos relacionados con la conservación de la cuenca. De hecho, algunos de los proyectos de PSE más avanzados en la Cuenca CHIRILU se están coordinando a través de AQUAFONDO, una plataforma multisectorial que incluye miembros de la academia, el sector privado y la sociedad civil. Esta organización está llevando a cabo proyectos de conservación las cuencas alta y baja. ONG como Forest Trends también están a la vanguardia de la cooperación con SEDAPAL, especialmente en proyectos que involucran infraestructura natural. Además, la experiencia que ha sido generada por el esquema Siembra y Cosecha impulsado a través del Programa Sierra Azul del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego podría ser fuente de inspiración para SEDAPAL y sus socios para el diseño e implementación de su cartera de proyectos de conservación. Además, existe un creciente dinamismo en el sector privado de la región que está dando como resultado que integren cada vez más los esfuerzos de conservación en sus programas de responsabilidad social empresarial en sus respectivas áreas de influencia, más allá de las acciones previstas a través de los fondos de PSE. Muchas empresas ya invierten fondos privados en la recuperación y conservación de los acuíferos.

La participación de la sociedad civil en general―como las ONG, el mundo académico y el sector privado― podría actuar como catalizadora para el despegue del MERESE. Involucrar activamente a la ciudadanía en los esfuerzos de recuperación y conservación de las aguas de la Cuenca del CHIRILU y empoderarla como agente de cambio será fundamental para la plena recuperación de la vitalidad y salud de los ríos. Algunos trabajos ya están en marcha a través de su participación en los grupos de trabajo (ver Tabla A C.2). La práctica de crear grupos de trabajo específicos para abordar áreas o temas de interés dentro del consejo es una buena manera de enfocarse en problemas y soluciones específicos mientras se mantiene fuerte motivación (ver Tabla A C.2). Sin embargo, se debe prestar especial atención a la fase de implementación y a la coordinación entre los grupos de trabajo para evitar duplicaciones y superposiciones.

El sistema de inversión pública debe adaptarse a estas nuevas formas de infraestructura verde, ya que el sistema está diseñado para construir más que para conservar. La liberación de los fondos es demasiado lenta como para poder abordar eficazmente los esfuerzos de conservación necesarios como parte de los esquemas de infraestructura verde. Los esquemas de financiamiento e inversión deben adaptarse a las características de la infraestructura natural para que los proyectos puedan diseñarse e implementarse con éxito. Se ha señalado que la transición de infraestructura gris a verde es un tema de prioridad nacional, especialmente en la Cuenca CHIRILU, donde uno de los grupos de trabajo dentro del Consejo de Hidrográfico de la Cuenca trabaja específicamente en la conservación del agua y la infraestructura natural (GT CAIN CHIRILU). Los ecosistemas naturales, que brindan servicios y beneficios clave como la regulación de los caudales y la prevención de la erosión, son indispensables en la lucha contra el estrés hídrico en la región. Las intervenciones verdes podrían contribuir sustancialmente a abordar el actual déficit de flujo de la estación seca que experimenta la ciudad de Lima a costos más bajos o competitivos con los proyectos de infraestructura gris planteados (Gammie and De Bievre, 2015[12]). Varias organizaciones de la sociedad civil y ONG colaboran con SEDAPAL para crear e implementar proyectos de infraestructura natural. Estas intervenciones van desde la conservación de humedales y bosques hasta la restauración de canales de infiltración preincaicos y el mejoramiento de las prácticas de pastoreo, incorporando este tema como pilar del manejo sustentable de los recursos hídricos. El desarrollo de un marco regulatorio específico, nuevas herramientas técnicas y la asignación de recursos financieros, son avances recientes que ayudan a cambiar las actitudes hacia la gestión integrada y sostenible de los recursos hídricos.

Referencias

[10] ANA (2019), Administración Local del Agua Chillón-Rímac-Lurín, Autoridad Nacional del Agua, http://www.ana.gob.pe/organos-desconcentrados/aaa-canete-fortaleza/ala-chillon-rimac-lurin.

[11] ANA (2019), Autoridad Administrativa del Agua Cañete-Fortaleza, Autoridad Nacional del Agua, http://www.ana.gob.pe/organos-desconcentrados/autoridad-administrativa-del-agua-canete-fortaleza.

[8] ANA (2018), Estado Situacional de los Recursos Hídricos en las Cuencas Chillón, Rímac y Lurín, ANA Repository, Autoridad Nacional del Agua, http://repositorio.ana.gob.pe/handle/20.500.12543/2902.

[6] ANA (2015), Plan maestro del proyecto de restauración del río Rímac: informe final, http://repositorio.ana.gob.pe/handle/20.500.12543/637 (accessed on 12 March 2021).

[4] AQUAFONDO (2016), Estudio de Riesgos Hídricos y Vulnerabilidad del Sector Privado en Lima Metropolitana y Callao en un Contexto de Cambio Climático, https://aquafondo.org.pe/wp-content/uploads/2016/07/040716-Estudio-de-Riesgos-Hi%CC%81dricos-y-Vulnerabilidad-del-Sector-Privado-en-Lima-Metropolitana-y-Callao-en-un-Contexto-de-Cambi.pdf.

[12] Gammie, G. and B. De Bievre (2015), “Assessing green interventions for the water supply of Lima, Peru”, Forest Trends, https://www.forest-trends.org/wp-content/uploads/imported/assessing-green-interventions-for-the-water-supply-of-lima-peru-pdf.pdf.

[9] IDRC/CRDI (2012), Sistematización: Una experiencia de investigación acción participativa de reducción de la vulnerabilidad en la Margen Izquierda del Rio Rímac del Cercado de Lima, Proyecto Ciudades Focales, https://ciudadesfocalesmirrlima.files.wordpress.com/2012/08/sistematizacion-experiencia-de-accion-participtiva-de-reduccion-de-vulnerabilidad-mirr1.pdf.

[7] K-Water (2015), Plan Maestro para el Proyecto Restauración del Río Rímac: Informe Final, ANA Repository, http://repositorio.ana.gob.pe/handle/20.500.12543/637.

[1] MINAM (2019), Ficha Técnica “Cuenca de Los Ríos Chillón, Rímac y Lurín (CHIRILÚ)”.

[2] SEDAPAL (2015), Afianzamiento Hídrico Para el Abastecimiento de Agua para Lima Metropolitana, http://www.sedapal.com.pe/c/document_library/get_file?uuid=0aa74785-edf2-47f8-a750-48aace398c67&groupId=10154.

[3] SEDAPAL (2015), Plan Maestro Optimizado 2015-2044, http://www.sedapal.com.pe/plan-maestro-2015-2044.

[5] UN (2018), The World’s Cities in 2018, United Nations, https://www.un.org/en/events/citiesday/assets/pdf/the_worlds_cities_in_2018_data_booklet.pdf.

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