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Los indicadores de crecimiento verde de la OCDE se agrupan en torno a cuatro objetivos
primordiales: establecer una economía con emisiones bajas de carbono y con eficiencia
de recursos; mantener la base de activos naturales; mejorar la calidad de vida de
las personas, y emprender acciones de políticas públicas adecuadas junto con concretar
las oportunidades económicas que supone el crecimiento verde. Cinco indicadores principales
tienen la finalidad de comunicar los aspectos centrales del crecimiento verde de forma
equilibrada: productividad de carbono y materiales, productividad multifactorial ajustada
al medio ambiente, un índice de recursos naturales, cambios en el uso y la cobertura
del suelo, y exposición de la población a la contaminación atmosférica.
Mensajes clave
La crisis económica y financiera global trajo consigo presiones para el medio ambiente.
Sin embargo, a medida que el crecimiento avance, dichas presiones se intensificarán
y pronto superarán los niveles previos a la crisis a menos que los gobiernos fortalezcan
las políticas públicas pertinentes.
Se requiere hacer esfuerzos más sólidos y sostenidos para mejorar el uso eficaz de
la energía y los recursos naturales a fin de revertir el daño ambiental, conservar
la base de activos naturales de la economía y mejorar la calidad de vida de las personas.
Esto conlleva una acción conjunta de parte de los ministerios responsables de finanzas,
economía, industria y agricultura y otros cuyas políticas inciden en el medio ambiente
y que pueden impulsar el crecimiento verde. Será fundamental formar capital humano
a través de la educación y el desarrollo de competencias.
¿Nos estamos volviendo más eficaces en el uso de recursos naturales y servicios del
medio ambiente?
En los últimos 20 años ha aumentado la productividad ambiental de las economías de
la OCDE en términos de carbono, energía y materiales, aunque con grandes diferencias
de país a país y entre sectores. Las emisiones de dióxido de carbono y el uso de combustibles
fósiles se han separado del crecimiento económico, mientras que las energías renovables
juegan un papel cada vez mayor en los esfuerzos por diversificar y descarbonizar el
suministro de energía. Hoy en día, los países de la OCDE generan más valor económico
por unidad de recursos materiales empleados que en 1990, y las acciones para reciclar
los desechos están rindiendo frutos. El uso de fertilizantes en la agricultura también
está mejorando, y los excendentes están disminuyendo en relación con la producción.
Estos acontecimientos se deben a una combinación de diversos factores: acción de políticas
públicas; la caída en la actividad económica a causa de la crisis; el crecimiento
del sector de servicios, la desconcentración de producción de uso intensivo de recursos
y alta contaminación, y el aumento de volúmenes comerciales.
En muchas áreas, los beneficios de la productividad son reducidos, a la vez que la
presión sobre el medio ambiente sigue siendo elevada: las emisiones de carbono se
mantienen a la alza; los combustibles fósiles aún predominan en la mezcla de energía,
en ocasiones gracias al subsidio gubernamental; el consumo de recursos materiales
para apoyar el crecimiento económico sigue siendo alto, y muchos materiales reciclables
siguen manejándose como desechos.
¿Se mantiene la base de activos naturales de nuestras economías?
La información de que se dispone para evaluar los activos naturales de los países
está incompleta y difiere en calidad, si bien ha habido avances en términos cuantitativos
con la gestión de recursos naturales renovables. La producción pesquera global proveniente
de la captura marina se ha estabilizado; el uso comercial de recursos forestales se
ha vuelto más sostenible, y la utilización de recursos hídricos renovables se mantiene
estable a pesar del aumento de la demanda.
No obstante, la presión general sobre los recursos naturales sigue siendo alta y aún
existen importantes retos en relación con la calidad de éstos, así como con los servicios
ecosistémicos que brindan y su gestión integral. Las áreas ricas en biodiversidad
están deteriorándose y muchos ecosistemas están degradándose. Son especialmente notables
las amenazas a la biodiversidad en los países que presentan una elevada densidad demográfica
y donde los cambios de uso de suelo y el desarrollo de infraestructura conducen a
una mayor fragmentación de los hábitats naturales. Muchas especies animales y vegetales
se encuentran en peligro de extinción; un tercio de las reservas pesqueras del mundo
están sobreexplotadas y numerosos bosques están amenazados a causa de la degradación,
la fragmentación y el cambio a otros usos de suelo. La presión sobre los recursos
hídricos continúa siendo alta; en algunos lugares la escasez de agua puede frenar
la actividad económica.
¿Se beneficia la gente de las mejoras en materia ambiental?
La mayoría de los habitantes en el área de la OCDE se benefician de la mejora en los
servicios de saneamiento; casi el 80% se benefician del tratamiento público de aguas
residuales. Está disminuyendo la exposición de las personas a la contaminación atmosférica
a causa de dióxidos de sulfuro y partículas. Al mismo tiempo, el ozono a nivel de
suelo, los óxidos de nitrógeno y las partículas muy finas siguen afectando la salud
humana. Según estimaciones del costo de la contaminación atmosférica en los países
de la OCDE, podrían ser considerables los beneficios de un mayor combate a la contaminación.
También persisten retos en relación con la modernización de los sistemas de suministro
de agua y de alcantarillado que están volviéndose obsoletos, y con el acceso a tratamiento
eficaz de aguas negras en comunidades pequeñas o aisladas.
¿Genera el crecimiento verde oportunidades económicas?
Se están acelerando los esfuerzos de los países para implementar políticas de crecimiento
verde mediante el apoyo a nuevas tecnologías e innovaciones, y mediante el uso de
instrumentos económicos. Sin embargo, continúa siendo escasa la información comparable
acerca de las oportunidades económicas, en términos de empleos y competitividad, que
se deriva de las políticas de crecimiento verde. Resulta difícil recopilar de manera
estadística los aspectos dinámicos del crecimiento verde, y muchos de los intentos
de medirlos se han concentrado en las "actividades verdes" y no en "la transformación
verde" de la economía y las cadenas globales de suministro.
Los sectores que producen bienes y servicios ambientales respresentan una proporción
cada vez mayor (si bien modesta) de la economía. Se ha incrementado el gasto público
en I+D que se destina al medio ambiente y a la eficiencia energética, al igual que
la proporción de patentes "verdes". El uso de impuestos relacionados con el medio
ambiente está aumentando, pero sigue siendo limitado en comparación con los impuestos
laborales. Por su parte, ha disminuido la proporción de apoyo que se brinda a los
agricultores y que ejerce la mayor presión sobre el medio ambiente, al tiempo que
ha aumentado la proporción que incluye requerimientos ambientales.
Los flujos financieros internacionales que promueven un crecimiento más verde están
transformándose. Si bien los mercados de carbono se contrajeron debido a la crisis
financiera y a la disminución de la producción industrial, surgieron nuevas oportunidades
en el campo de las energías limpias, donde los flujos internacionales de inversión
han superado a la inversión en tecnologías de combustibles fósiles. También han surgido
nuevas oportunidades con las instituciones financieras que emiten bonos verdes, así
como las instituciones crediticias de exportación que facilitan la inversión privada
en proyectos que se someten a evaluaciones de impacto ambiental. La ayuda para el
desarrollo destinada a propósitos ambientales ha continuado aumentando, y la ayuda
para las energías renovables ha superado a la ayuda para las energías no renovables.
Con todo, gran parte del desarrollo aún tiene lugar marginalmente y a menudo las políticas
públicas carecen de congruencia, lo que mina la transición al crecimiento verde. Los
países siguen apoyando la producción y el consumo de combustibles fósiles de muchas
maneras, mientras que las diferencias en las tasas fiscales de la energía, los niveles
bajos de impuestos a los combustibles con su correspondiente y significativo impacto
ambiental, y las exenciones para los combustibles que se usan en ciertos sectores
impiden la transición a una economía de baja producción de carbono. Su reforma plantea
importantes oportunidades para que los países generen más recaudación fiscal, al tiempo
que alcanzan metas ambientales con mayor eficiencia de costos.
Este resumen no es una traducción oficial de la OCDE.
Se autoriza la reproducción de este resumen siempre y cuando se mencionen el título
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