Editorial

América Latina y el Caribe (ALC) ha sido la región más afectada por la pandemia y apenas está saliendo de la que es la recesión más profunda de su historia reciente. Aunque las respuestas de política pública fueron rápidas y proactivas desde el comienzo del coronavirus (COVID-19) y se evitaron escenarios más pesimistas, la pandemia ha dejado grandes cicatrices, especialmente en los grupos más vulnerables, en particular, mujeres y jóvenes. Sigue siendo necesario actuar de manera urgente y decidida para superar la pandemia, mitigar sus consecuencias socioeconómicas a largo plazo y sentar las bases de un futuro mejor.

El informe Perspectivas Económicas de América Latina 2021 (LEO por sus siglas en inglés) concibe la recuperación de la crisis del coronavirus (COVID-19) como una oportunidad para implementar reformas estructurales y analiza qué tipo de políticas y enfoques de cooperación internacional pueden ayudar a los gobiernos a construir un futuro mejor. La respuesta a la crisis puede proporcionar el impulso necesario para diseñar y aplicar una estrategia renovada de desarrollo que promueva la inclusión, la resiliencia y la sostenibilidad, respondiendo a las expectativas de los ciudadanos y acelerando el progreso hacia la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible. El informe LEO 2021 propone el enfoque de Desarrollo en Transición (DiT) como marco general para la acción nacional e internacional, orientada en particular a fomentar la integración regional y a reforzar el contrato social – dos objetivos cruciales para superar las vulnerabilidades y las trampas de desarrollo que limitan el progreso de la región.

ALC es altamente heterogénea en cuanto al impacto de la pandemia y la capacidad de reacción ante los desafíos que esta plantea. Sin embargo, los países latinoamericanos se enfrentan a un desafío común excepcional. En el corto plazo, aplicar estrategias de vacunación eficaces y equitativas como elemento clave para la recuperación. A mediano plazo, luchar contra los efectos de la pandemia y transformar las trampas del desarrollo de la región – la baja productividad, la vulnerabilidad social, la debilidad institucional y la insostenibilidad medioambiental – en círculos virtuosos que sitúen a ALC en una senda de mayor bienestar para todos los ciudadanos. 

Asimismo, la recuperación ofrece la oportunidad de seguir renovando el papel y el potencial de la cooperación internacional, en consonancia con el enfoque de DiT desarrollado en el informe LEO 2019. La cooperación y el diálogo de políticas seguirán siendo esenciales para reunir la experiencia de múltiples actores y emprender una mejor trayectoria para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los factores clave para un mejor diálogo de políticas dentro de ALC y entre regiones incluyen el fortalecimiento de las instituciones, la cohesión social, el apoyo a una transición verde y la transformación digital en un modelo de producción renovado. En este contexto, el LEO 2021 hace especial hincapié en el potencial de ALC para reforzar las alianzas, entre otros con la Unión Europea y sus Estados miembros.

La crisis del COVID-19 evidenció la naturaleza global y la interdependencia de los retos del desarrollo y reforzó la necesidad de coordinar mejor las acciones de recuperación a nivel nacional, regional e internacional.

A nivel nacional, los gobiernos de ALC deben utilizar las políticas fiscales, sociales y de transformación productiva para construir un nuevo contrato social. En particular, deben considerarse debidamente los elementos de movilidad y equidad intra e intergeneracionales, así como los desafíos asociados al cambio climático y a la transición hacia un modelo de desarrollo bajo en carbono.

La pandemia ha puesto de relieve la apremiante necesidad de redefinir las políticas nacionales creando consenso entre los ciudadanos. Reforzar la rendición de cuentas y la confianza en las instituciones es clave para emprender un ciclo virtuoso de reformas pendientes a nivel nacional, necesarias para la recuperación, que puedan enmarcarse en un nuevo contrato social. Los objetivos fundamentales de un nuevo contrato social incluyen una mayor cobertura de la protección social, servicios públicos más accesibles y de mejor calidad, una estrategia de transformación productiva, marcos fiscales más justos y la promoción de la participación ciudadana en el diseño e implementación de políticas públicas.

Una mayor financiación para el desarrollo será clave para las políticas de recuperación y financiación de un nuevo contrato social. La mayoría de los países de ALC entraron a la crisis con un espacio fiscal limitado. Si bien la situación es, en parte, resultado del débil crecimiento en los últimos años, también tiene que ver con los desafíos pendientes relacionados con las estructuras económicas y con la política y administración tributaria. Una recuperación fuerte, sostenible e inclusiva exige una respuesta fiscal holística urgente y debe aplicarse mediante una secuencia bien definida de reformas, respaldada por un amplio consenso construido a través del diálogo a nivel nacional y de estrategias de comunicación claras. También será necesaria una mejor coordinación en la gestión de la deuda pública con todos los acreedores y agentes del mercado. En este sentido, el diseño del tratamiento de la deuda deberá prestar especial atención a las características de cada país, particularmente a los desafíos que enfrentan los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo del Caribe y los países de América Central.

La crisis del COVID-19 ha ocasionado daños a un tejido social extremadamente vulnerable, resultando en un significativo aumento de la pobreza y la desigualdad. Cuando estalló la crisis en la región, la informalidad laboral afectaba a más del 50% de los trabajadores. Los países de ALC deben promover opciones innovadoras de formalización laboral y reducir las brechas de cobertura social para proteger a las poblaciones más vulnerables – en particular, las mujeres, los jóvenes, migrantes y las poblaciones vulnerables a cambios climáticos –, mejorando al mismo tiempo la calidad y la cobertura de los servicios básicos, especialmente en salud y educación.

El principal reto al que se enfrenta la región para lograr una recuperación fuerte e inclusiva es la generación de empleos de calidad. Se necesitan urgentemente acciones de política ambiciosas por parte de los países de ALC para estimular la innovación y el desarrollo de capacidades, diversificar y mejorar la estructura económica y atraer inversiones de calidad.

A nivel regional, una respuesta eficaz a la crisis sanitaria también podría ser el “gran impulso” necesario para que ALC avance hacia una mayor cooperación regional. Las estrategias nacionales deben converger para promover la diversificación productiva y favorecer la integración regional y global. 

ALC está rezagada en materia de integración. Apenas el 14% de sus exportaciones permanecieron dentro de la región en 2019, y la proporción ha ido disminuyendo a un ritmo constante desde 2014. El fomento del comercio intrarregional, la creación de cadenas regionales de valor y la mejora de la participación de la región en las cadenas mundiales de valor, a través de la conexión de las microempresas y las pequeñas y medianas empresas con el comercio internacional son objetivos clave de política pública en el contexto post-COVID-19. Las políticas comerciales, industriales y de inversión pueden desempeñar un papel importante a la hora de abordar las vulnerabilidades de las estructuras de producción que la pandemia ha puesto de manifiesto. Si se diseñan adecuadamente, pueden ayudar a obtener un triple dividendo de mayor competitividad y creación de empleo, mejor preparación para afrontar futuras crisis y mayor capacidad para embarcarse en las transiciones verde y digital. Algunos sectores económicos que podrían beneficiarse específicamente de una mayor integración regional y contribuir a reducir las vulnerabilidades son los sectores de la industria automotriz, el farmacéutico, las energías renovables, la economía circular y la agricultura sostenible.

A nivel mundial, la cooperación internacional debería facilitar un nuevo modelo de desarrollo y un nuevo contrato social en ALC. El impacto de la pandemia del COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de avanzar hacia un multilateralismo renovado y eficaz. Teniendo esto en cuenta, será importante que los países consoliden la concepción del DiT, basándose en nuevos enfoques con respecto a la formulación de políticas nacionales y la cooperación internacional que sitúen la sostenibilidad, la resiliencia y el bienestar en su centro, y proporcionen respuestas de política multidimensionales que incluyan esfuerzos para medir el desarrollo más allá de los ingresos. Esto implica seguir explorando alianzas enfocadas en las metas que se basen en valores compartidos y garanticen una mayor coherencia, coordinación y sinergia entre las iniciativas de desarrollo nacionales e internacionales. La mejora del diálogo sobre políticas en igualdad de condiciones, el aumento de la cooperación regional y la renovación de los mecanismos de participación de los ciudadanos podrían ser elementos esenciales para apuntalar estas alianzas reforzadas y aprovechar al máximo su potencial. Por último, una combinación equilibrada de financiación sostenible innovadora, estándares y reglas globales, cooperación técnica y diálogo político serán la clave para mejorar las alianzas con ALC.

El LEO pretende estimular el debate nacional e internacional sobre la transición hacia mejores modelos de desarrollo y alianzas. Tres aspectos dan especial relevancia a su edición de 2021: el momento, debido a que el análisis y los mensajes políticos del informe llegan en una instancia crucial para abordar el impacto transversal de la crisis en ALC; la preparación, ya que cada institución que respalda el LEO está trabajando para crear nuevos instrumentos financieros y/o enfoques políticos para apoyar a la región; y la unión, ya que, más que nunca en estos tiempos extraordinarios, es necesario unir fuerzas para avanzar en una recuperación fuerte, sostenible e inclusiva mediante la creación de diálogos participativos que permitan el surgimiento de un gran consenso que sustente una acción coordinada a nivel nacional, regional e internacional.

 

Alicia Bárcena

Secretaria Ejecutiva

CEPAL

 

Sergio Díaz-Granados

Presidente Ejecutivo CAF – Banco de Desarrollo de América Latina

 

Mathias Cormann

Secretario General

OCDE

 

Jutta Urpilainen

Comisaria de Asociaciones Internacionales Comisión Europea

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