Evaluación y recomendaciones

La mayoría de los países de América Latina y el Caribe (88%) han establecido organizaciones encargadas del gobierno digital en el gobierno central o federal, ubicadas generalmente en un ministerio o en una agencia especial, y en menor medida en el centro del gobierno o en un ministerio coordinador. Sin embargo, no todas estas instituciones cuentan con responsabilidades y mandatos que garanticen su capacidad para dirigir la implementación de reformas, políticas e iniciativas de gobierno digital de forma coherente en todo el sector público. Menos de la mitad de las organizaciones de la región responsables del gobierno digital tienen responsabilidades en la toma de decisiones, incluyendo la capacidad de proporcionar apoyo financiero, aprobar el desarrollo y la implementación de iniciativas de transformación digital, ordenar revisiones externas o hacer cumplir las normas sobre tecnologías digitales en todo el gobierno central o federal.

La mayoría de los países de ALC (59%) ha establecido organismos de coordinación del gobierno digital, entendidos como entidades que reúnen a los responsables digitales del sector público, o a personas con funciones similares, para alinear la implementación de las reformas y estrategias del gobierno digital.

La mayoría de estos organismos de coordinación desempeñan un papel consultivo y solo unos pocos tienen responsabilidades de toma de decisiones, especialmente en torno a la priorización de la inversión en proyectos digitales/TIC en el gobierno central/federal. El rol limitado de estos organismos de toma de decisiones en los países de ALC dificulta la capacidad de alinear las instituciones del sector público y las políticas de gobierno digital con objetivos estratégicos de largo plazo.

ALC ha avanzado en la creación de estrategias nacionales y regionales que definen la visión, los objetivos y los hitos para la implementación de políticas de gobierno digital. Aunque casi todos los países (94%) han adoptado estrategias nacionales de gobierno digital (ENGD), alrededor de la mitad de las estrategias analizadas datan de 2020 o antes, lo que indica la necesidad de mantenerlas actualizadas en consonancia con la rápida evolución del panorama digital. Cabe destacar que los países alinean sus objetivos de gobierno digital con agendas digitales más amplias y la mayoría de las ENGD cuentan con instrumentos de monitoreo.

Los instrumentos estratégicos regionales para el gobierno digital suelen articularse en torno a agendas digitales más amplias que abarcan varios países. Sin embargo, estas agendas no siempre incluyen un conjunto completo de prioridades del gobierno digital y a menudo carecen de mecanismos de seguimiento adecuados. Un segundo desafío es garantizar la alineación con prioridades regionales, especialmente en ámbitos como la inclusión digital, especialmente considerando que el promedio de personas que utiliza internet en la región sigue por debajo del promedio de la OCDE (84%). Esto incluye abordar el acceso a las tecnologías digitales y fomentar el desarrollo de las competencias necesarias tanto en el sector público como en la población en general.

En cuanto a las prioridades estratégicas, las estrategias nacionales de gobierno digital e instrumentos estratégicos regionales apuntan a objetivos sociales como mejorar el bienestar de los ciudadanos, aumentar la eficiencia del sector público para ofrecer mayor valor, optimizar y mejorar el acceso a los servicios públicos o mejorar la colaboración con los ciudadanos y su participación en la elaboración de políticas. Entre los puntos de acción concretos, los esfuerzos estratégicos nacionales y regionales se centran en la gobernanza del gobierno digital y la prestación de servicios digitales, en conjunto con objetivos para aumentar la privacidad, la seguridad, la infraestructura pública digital (incluida la identidad digital) y las capacidades de innovación del sector público. La mayoría de los instrumentos regionales actuales no son exhaustivos y se centran en los servicios públicos, la innovación pública y los datos abiertos.

Además, los países han avanzado en el desarrollo de agendas digitales más amplias que incluyen objetivos sobre el desarrollo de la conectividad, las redes de telecomunicaciones, la innovación y el espíritu emprendedor, la digitalización de las PYME y las tecnologías emergentes, con menos atención a las competencias, el talento, la inclusión y el gobierno digital (ECLAC, 2022[1]). No obstante, el desarrollo digital en los países de la región de ALC es desigual. Este contexto exige mayores esfuerzos y una atención especial a las desigualdades regionales, al tiempo que se crean sinergias y agendas conjuntas con las políticas de gobierno digital.

La mayoría de los países de ALC (más del 80%) contemplan en sus legislaciones cuestiones como la privacidad y la protección de datos, la transparencia y el acceso a la información del sector público, la firma digital, la contratación electrónica, la ciberseguridad y el gobierno digital. Sin embargo, aproximadamente la mitad de los países de la región no han seguido plenamente el ritmo de los países de la OCDE en términos de capacidades digitales avanzadas o enfoques proactivos y anticipatorios dentro de sus marcos legales y reglamentarios. Por ejemplo, la identidad digital, el principio de una sola vez, el acceso a la información y los datos del sector privado, la digitalización desde el diseño, la computación en la nube, los entornos aislados legales y/o reglamentarios, la inteligencia artificial, las tecnologías emergentes, el derecho de impugnación (es decir, la posibilidad de solicitar exenciones de las normas vigentes o de pedir que se reconsideren), entre otros. Como resultado, la mitad de la región no cuenta con las condiciones actualizadas para una correcta planificación, implementación y supervisión de las iniciativas de gobierno digital.

La planificación estratégica es la base de un enfoque eficaz y coherente para invertir en gobierno digital. Refleja la coordinación y alineación de las instituciones y actores en torno a los objetivos estratégicos y las acciones necesarias para alcanzarlos mediante inversiones públicas. Los gobiernos de ALC aún enfrentan el reto de alinear los esfuerzos entre las autoridades digitales, presupuestarias y de compras públicas en las decisiones sobre inversiones en gobierno digital en un contexto institucional donde las autoridades presupuestarias lideran la asignación de recursos. Como resultado, parece haber espacio para que los gobiernos refuercen la coordinación horizontal y la colaboración en el proceso de aprobación de inversiones para fomentar la alineación entre las principales instituciones incluyendo autoridades presupuestarias, de compras públicas y gobierno digital.

Además, las autoridades del gobierno digital en los países de ALC a menudo no cuentan con mecanismos concretos para apoyar una planificación coherente de las inversiones en gobierno digital, incluyendo instrumentos para evaluar de propuesta de valor y mecanismos de gestión de riesgos.

Además, los países incluidos en este informe siguen en gran medida un enfoque tradicional en la evaluación de la propuesta de valor, en lugar de reconocer los beneficios específicos de la transformación digital, incluidas las economías de escala y de red. Además, los crecientes y apremiantes retos globales, como la transición ecológica, exigen una actualización de los marcos pertinentes en ALC para que las decisiones sobre inversiones digitales puedan contribuir mejor a objetivos estratégicos de largo plazo, incluidas las consideraciones sociales, económicas, medioambientales y de seguridad.

Los países de la región tienen la oportunidad de apalancar el proceso de aprobación de inversiones para mejorar la gestión de los portafolios de inversión digital, garantizando el cumplimiento de las normas digitales a través del sector público, y asegurando la alineación y coordinación entre las diferentes autoridades involucradas. La evidencia muestra que los gobiernos de ALC suelen utilizar directrices y guías nacionales para optimizar la administración y la implementación de las inversiones digitales en las instituciones del sector público. En la mayoría de los países, se trata de normas no obligatorias que orientan la implementación de las inversiones en gobierno digital y fomentan una aplicación coherente.

En cuanto a la adquisición de bienes y servicios digitales, los gobiernos de la región suelen utilizar mecanismos tradicionales de compra pública. Esto refleja una oportunidad para que los países de ALC utilicen estos mecanismos de forma más estratégica para la adquisición bienes y servicios digitales para lograr otros objetivos distintos de la relación calidad-precio. Del mismo modo, los mecanismos de contratación innovadores siguen siendo una excepción más que una práctica habitual a la hora de adquirir bienes y servicios digitales en la región, a pesar de la disponibilidad de leyes y normas regulatorias pertinentes que permiten, por ejemplo, la experimentación o las asociaciones con GovTech. Las autoridades digitales de la región están bien situadas para colaborar con los organismos de contratación a fin de aprovechar la contratación pública como herramienta estratégica y palanca política para la transformación digital del sector público y la consecución de objetivos más amplios de sus políticas de digitalización.

Los gobiernos de la región no han desarrollado mecanismos de seguimiento y evaluación de las inversiones en gobierno digital. La ausencia de estos mecanismos repercute en la capacidad del sector público para tomar decisiones estratégicas en materia de inversiones digitales mediante información fiable y oportuna. Estas brechas restringen la habilidad de identificar y reportar posibles problemas, permitiendo así que las autoridades de gobierno digital y otras entidades pertinentes tomen medidas adecuadas.

La evidencia muestra que algunos países de la región han avanzado en la recolección de información y datos sobre la experiencia del usuario en las inversiones en gobierno digital; sin embargo, estas prácticas aún son limitadas en términos de cobertura y objetivos. Estos esfuerzos son una condición necesaria, pero insuficiente para aprovechar a cabalidad los beneficios del gobierno digital para prestar mejores servicios. A pesar de estos esfuerzos iniciales para obtener información sobre la experiencia de los usuarios, los países de la región siguen mostrando dificultades para utilizar y canalizar esta información en la formulación de inversiones futuras.

Un gobierno digital maduro requiere un entorno cultural propicio en todo el sector público; por ejemplo, fomentando la experimentación, creando equipos multidisciplinares y promoviendo formas de trabajo flexibles. Los gobiernos de ALC siguen enfrentándose a retos a la hora de fomentar la experimentación en el sector público debido a una cultura de aversión al riesgo arraigada en el entorno administrativo y legal de las administraciones públicas de la región, que se refleja, por ejemplo, en procesos de auditoría onerosos y rígidos, lo que limita el uso de prácticas innovadoras como la prueba de concepto y la experimentación en general en el sector público. Por otra parte, los países de ALC se han beneficiado de la creación de equipos multidisciplinares para la entrega de proyectos digitales en el sector público.

Para avanzar en su madurez digital, los gobiernos deben comprender e identificar claramente las competencias y talentos necesarios para poder contar con una fuerza laboral adecuadamente equipada para apoyar la transformación digital. Los marcos de competencias son instrumentos de política pública clave para construir un entendimiento compartido y una estandarización las competencias necesarias para avanzar en la transformación digital de los gobiernos. Estos marcos pueden permitir una homogenización de los procesos de contratación, el perfeccionamiento de los programas de capacitación y facilitar la identificación de las necesidades de talento digital en las instituciones públicas. La evidencia muestra que la mayoría de los gobiernos de ALC han desarrollado marcos de competencias y estrategias para alinear y mejorar los esfuerzos de capacitación, abarcando también a los gobiernos subnacionales. No obstante, existe la oportunidad de avanzar en la creación de marcos de competencias específicos para los funcionarios públicos de nivel administrativo y de prestación directa de servicios. La región podría beneficiarse de una mayor colaboración entre países en la identificación y desarrollo de competencias digitales para fomentar la integración regional.

Los gobiernos deberían establecer esfuerzos específicos para atraer, desarrollar, asignar y retener el talento digital en todo el sector público. La evidencia obtenida muestra que los países de América Latina no han sido capaces de crear enfoques integrados para atraer y contratar talento digital en el sector público. Las autoridades de los gobiernos digitales están bien posicionadas para cooperar con las autoridades del Servicio Civil en la definición de estrategias para atraer y retener el talento y asignarlo a través de las instituciones del sector público mediante el desarrollo de esfuerzos integrados, incluyendo instrumentos específicos para apoyar a los gobiernos subnacionales. Por último, los gobiernos de la región introdujeron el trabajo a distancia durante la pandemia COVID-19 para garantizar la continuidad de los servicios en medio de la crisis global, y existe la oportunidad de adaptar estos esquemas de trabajo flexible para atraer más talento a las organizaciones del sector público.

Los países de ALC reconocen la importancia de la integración e interoperabilidad de los datos en todo el sector público, y la pandemia del COVID-19 ha sido un catalizador para acelerar los esfuerzos en este sentido. No obstante, aún quedan importantes retos por abordar, sobre todo respecto a los procesos obsoletos y onerosos de generación e intercambio de datos, así como los desafíos vinculados a datos heredados y la madurez de los datos a escala nacional y local.

Mientras que algunos países cuentan con fundamentos jurídicos sólidos en ámbitos como la interoperabilidad de datos, los datos abiertos y la protección de datos personales, otros siguen rezagados. Específicamente para la protección de datos personales, el derecho de habeas data, que otorga a los individuos el derecho a presentar una queja contra el uso ilegítimo de sus datos o información personales o está presente de jure o de facto en los marcos regulatorios disponibles sobre protección de datos personales en toda la región. Aunque la pandemia por COVID-19 impulsó a algunos países a actualizar los marcos regulatorios relacionados con los datos de forma coherente en toda la región, las normas regulatorias que no se ajustan a las normas mundiales y regionales o su ausencia total suponen un reto para la integración, el acceso y el intercambio transfronterizos de datos fiables.

Mientras que en algunos casos la coordinación entre las instituciones pertinentes se produce a nivel político o de toma de decisiones (por ejemplo, los Consejos de Gobernanza de Datos), en el caso de los organismos de coordinación del gobierno digital, los esfuerzos de coordinación no tienen lugar necesariamente a nivel técnico (por ejemplo, entre los profesionales de datos en el sector público) o con actores fuera del sector público.

En ALC, la atribución clara de funciones y responsabilidades de liderazgo de datos en los organismos públicos es más evidente en la protección de datos personales de acuerdo con la legislación nacional, cuando está disponible. Las funciones institucionales de los datos abiertos del gobierno no siempre son autónomas, por lo que las responsabilidades pertinentes de los datos abiertos suelen asignarse como una tarea adicional de los funcionarios encargados del acceso a la información del sector público. Al mismo tiempo, en la mayoría de los países no existen funciones tácticas como los administradores de datos o esta responsabilidad se asigna como parte de las funciones de liderazgo institucional del gobierno digital.

Asimismo, la aparición de tecnologías que hacen un uso intensivo de los datos, como la inteligencia artificial (IA), ha destacado aún más las carencias existentes en relación con la capacidad de administración y gobernanza de los datos en el sector público de la región, como también se indica en los recientes informes regionales sobre IA elaborados por la OCDE y otras organizaciones de la región (OECD/CAF, 2022[2])).

La mayoría de los sectores públicos de ALC carecen de puestos de liderazgo específicos en el ámbito de la política de datos, por ejemplo, en forma de funciones formales y autónomas. El mandato, las responsabilidades o las tareas de liderazgo de datos suelen atribuirse al organismo encargado de la agenda del gobierno digital (por ejemplo, agencias de gobierno digital o ministerios de telecomunicaciones). La tarea de liderazgo de datos de estos organismos suele estar muy centrada en la interoperabilidad del sector público. Además, el liderazgo y/o el mandato en materia de protección de datos personales, acceso a la información pública y datos abiertos del gobierno suelen recaer en organismos diferentes en los países de ALC.

La adopción de estrategias nacionales de datos para los gobiernos no es una práctica habitual en los países de ALC. En la mayoría de los casos, las acciones relacionadas con los datos se incluyen como un subcomponente de las estrategias de gobierno digital y agendas similares o se centran en aspectos específicos como los datos abiertos del gobierno. A menudo, las estrategias nacionales de datos se traducen en varios instrumentos y estrategias políticas en ámbitos como la interoperabilidad, los datos abiertos, el gobierno digital, la protección de datos personales y la IA que en un enfoque integrado orientado a la acción dentro de un único instrumento.

A nivel regional, el apetito por la integración de datos se refleja en las acciones emprendidas en mecanismos regionales de comercio como MERCOSUR y redes de gobierno digital como la Red GEALC, Red de Líderes de Gobierno Electrónico de América Latina y el Caribe. Otros esfuerzos se observan en el contexto de las Naciones Digitales (con Uruguay como miembro) y la Agenda digital para América Latina y el Caribe (eLAC2022) de la CEPAL.

Algunos países han reforzado sus acuerdos de gobernanza regulatoria e institucional para los datos abiertos gubernamentales, sin embargo, en los últimos años los esfuerzos en materia de datos abiertos se han estancado debido a la falta de continuidad del apoyo político a la agenda o de sostenibilidad en la implementación de las iniciativas de datos abiertos. Las políticas de gobierno abierto siguen impulsando las iniciativas de datos abiertos en la región. Mientras que los datos abiertos son un componente clave de las iniciativas anticorrupción en la región, es necesario seguir trabajando para conectarlos con otros desafíos de política pública, como la lucha contra el cambio climático, el uso de la IA en el sector público y la inclusión y protección de los grupos vulnerables.

Los avances en la implementación de las políticas de datos abiertos y la evaluación de su impacto siguen siendo un reto. Además, la práctica de explorar asociaciones público-privadas para aumentar la reutilización de datos e identificar su demanda es desigual en los distintos países. Por último, los esfuerzos en materia de datos abiertos a nivel local están creciendo, pero aún son incipientes.

Los países de ALC están aún en proceso de construir o consolidar acuerdos regulatorios e institucionales para la protección de los datos personales y la privacidad. Algunos países de ALC siguen esforzándose por proporcionar a los ciudadanos herramientas que puedan utilizar para saber de qué manera se utilizan sus datos, con qué fin y por quién dentro del sector público.

Asimismo, la pandemia por COVID-19 y el cambio acelerado hacia la digitalización de los servicios públicos han llevado la seguridad de los datos al primer plano de la agenda política, pero los países de ALC necesitan adoptar un enfoque más proactivo y preventivo en la gestión de los riesgos digitales. El uso ético de los datos es un ámbito en auge, que hasta ahora se ha entendido en gran medida solo en relación con la protección de datos personales.

La agenda de los servicios públicos (esfuerzos que conducen a mejorar el acceso, la capacidad de respuesta, la proactividad y la orientación en el ser humano de los servicios públicos) está ganando un mayor impulso y apoyo político en ALC tras la pandemia por COVID-19. A pesar de los avances en la digitalización de la entrega de servicios públicos a través de diferentes canales y en la adopción por parte de los usuarios, los gobiernos de ALC deben desarrollar un enfoque estratégico con visión de futuro que apoye la transformación de los servicios públicos hacia un enfoque omni-canal para todo el sector público. Entre ellas se encuentran la escasa disponibilidad de marcos de política pública adecuados y los limitados mandatos y responsabilidades relacionados con la agenda de servicios. Los mecanismos de coordinación para apoyar un enfoque coherente e integrado del diseño y entrega de servicios en torno a los usuarios y sus necesidades, tanto a nivel central como local, no son la norma, esto frente a una digitalización basada en silos y orientada a lo analógico.

La mayoría de los gobiernos de ALC han adoptado estrategias de entrega de servicios multicanal (servicios disponibles a través de diferentes canales, pero que ofrecen una experiencia de usuario distinta), en contraste con unos pocos que ofrecen servicios públicos bajo un enfoque omni-canal (que se centra en proporcionar la misma calidad de experiencia continua al usuario a través de múltiples canales). El enfoque multicanal predominante en ALC es una oportunidad perdida para aumentar la conveniencia y la capacidad de respuesta de los usuarios a la hora de completar los servicios públicos desde una perspectiva integral. Esta cuestión es especialmente delicada, ya que prestar un servicio de igual calidad en todos los canales es esencial para una transformación digital inclusiva del sector público en la región, teniendo en cuenta la desigualdad social y económica, así como la exclusión existente en los distintos territorios. Los medios digitales se han convertido en un canal de distribución fundamental, pero siguen presentándose limitaciones para ofrecer una experiencia integral y completa a los usuarios a través de las plataformas existentes, a pesar del rápido aumento del número de procesos analógicos disponibles a través de medios digitales.

El objetivo final en la entrega de servicios públicos es resolver los problemas finales de los usuarios. Sin embargo, los gobiernos de ALC siguen orientados en gran medida hacia el diseño y la prestación de servicios públicos impulsados por la burocracia del sector público y los requisitos regulatorios (enfoque centrado en el gobierno), lo que limita la capacidad del sector público para comprender y satisfacer las necesidades de los usuarios. La cultura legalista dominante existente en la región, aplicada también a la transformación de los servicios públicos, ha provocado avances limitados en la madurez del gobierno digital en las últimas décadas. El enfoque legal del diseño y la entrega de servicios se refleja en la comprensión y las capacidades limitadas para el diseño de servicios y la investigación de usuarios; asimismo, ha actuado como obstáculo para adoptar plenamente un enfoque impulsado por el usuario en la transformación digital de los servicios públicos en ALC. Como consecuencia, los gobiernos de ALC suelen seguir un enfoque top-down (interpretación en lugar de comprensión de las necesidades de los usuarios) y una mentalidad aislacionista (orientada a la burocracia en lugar de a los usuarios) a la hora de transformar los servicios públicos.

Prestar servicios públicos cómodos y con capacidad de respuesta a los usuarios requiere una mejora continua y un enfoque sistemático para captar el rendimiento de los servicios y las opiniones y satisfacción de los usuarios a través de mecanismos de retroalimentación. Los países de ALC carecen de un enfoque coherente y exhaustivo para recopilar, analizar y utilizar datos sobre el rendimiento de los servicios públicos, basándose en gran medida en indicadores básicos que restringen la capacidad del sector público para transformar los servicios en función de su rendimiento. Los esfuerzos por medir la satisfacción de los usuarios, y aplicar estos insumos en la mejora de los servicios siguen siendo limitados y se centran sobre todo en la obtención de datos que no informan la mejora de los servicios de forma coherente y a menudo están desconectados de la política general de entrega de servicios.

Un enfoque de gobierno integral para el diseño y la entrega de servicios públicos incluye el desarrollo de herramientas comunes y procesables para ayudar a los equipos de servicio a la hora de transformar digitalmente un servicio. Debido a la cultura jurídica dominante, la mayoría de las normas y medios de apoyo existentes se enmarcan en los marcos regulatorios existentes en la región. Aunque pertinentes, no proporcionan orientaciones procesables para el diseño y la entrega eficaz de servicios públicos. Avanzar en el desarrollo de directrices para la investigación de usuarios y el diseño de servicios sería especialmente relevante para ayudar a mitigar la actual mentalidad orientada a lo legal y poco centrada en el ser humano que impulsa la agenda de los servicios públicos en ALC.

En cuanto a las capacidades específicas para transformar digitalmente los servicios públicos, la mayoría de los países de ALC están invirtiendo en garantizar la capacidad interna para diseñar y operar servicios, así como para subcontratar con proveedores externos tradicionales. En menor medida, los gobiernos de la región aprovechan las capacidades de desarrollo existentes en otras instituciones del sector público (por ejemplo, reutilizando sus soluciones). El aprovechamiento de la experiencia de start-ups, emprendedores o innovadores a través de sociedades GovTech sigue siendo limitado en toda la región, lo que reduce el acceso a proveedores o socios nuevos y más innovadores para contribuir a la digitalización de los servicios públicos.

Un enfoque de gobierno integral para el diseño y la entrega de servicios se basa en la premisa de que las instituciones del sector público pueden tener acceso a herramientas digitales y facilitadores comunes que faciliten la colaboración y la integración efectivas en la prestación de servicios. Mientras que los países de ALC están avanzando en el desarrollo de la infraestructura pública digital (digital public infrastructure, DPI), como la nube, la interoperabilidad de datos, herramientas de pago digital, notificación digital o la identidad digital, hay una oportunidad para avanzar en los debates regionales sobre los bienes públicos digitales que requieren una mayor cooperación regional y que puede beneficiarse del intercambio de prácticas. Existe un desarrollo limitado de soluciones de código abierto en ALC, perdiéndose la oportunidad de avanzar hacia herramientas comunes que puedan responder a marcos legales y culturales similares, como la notificación digital o las soluciones de carpeta ciudadana.

Solo una ligera mayoría de los líderes de gobiernos digitales de ALC considera que los servicios públicos de su país son innovadores. La evidencia del Observatorio de Innovación en el Sector Público de la OCDE muestra que los gobiernos de ALC están tomando medidas audaces para innovar, favoreciendo en mayor medida la innovación orientada a la misión (o el establecimiento de un resultado claro y un objetivo general para lograr una misión específica) y también tienden a adoptar la innovación adaptativa (o probar e intentar nuevos enfoques para responder a un entorno operativo cambiante). Por el contrario, los esfuerzos de los gobiernos son más débiles en la innovación orientada a la mejora (o actualización de prácticas, consecución de eficiencias y mejores resultados, así como la creación de las estructuras existentes) y aún más débiles en la innovación anticipatoria (o exploración y compromiso con cuestiones emergentes que podrían dar forma a futuras prioridades y compromisos). Esto obstaculiza la capacidad del sector público de tomar medidas para anticiparse de forma proactiva a los problemas públicos y encontrar formas innovadoras de abordarlos.

En general, los gobiernos de ALC hacen hincapié en la innovación dentro de sus estrategias de gobierno digital. Algunos también han desarrollado estrategias de innovación digital e inteligencia artificial específicas para el sector público. Sin embargo, las estrategias amplias de innovación del sector público han sido menos pronunciadas, aunque algunos gobiernos, en particular a nivel local, son actores destacados de la innovación gubernamental. No obstante, la ausencia de estrategias puede plantear retos a los gobiernos de ALC a la hora de adoptar un enfoque sistémico de la innovación y vincular sus esfuerzos generales de innovación a su estrategia digital y a sus objetivos de innovación digital.

Siete gobiernos de ALC (41%) se han adherido a la Declaración sobre Innovación en el Sector Público de la OCDE, reconociendo formalmente la importancia de la innovación como una capacidad estratégica del gobierno para modernizar las administraciones estatales y alcanzar los objetivos políticos, así como implementando iniciativas para hacer operativos sus principios. Sin embargo, el número de países adheridos en la región sigue siendo minoritario. Al adherirse a la Declaración, los países pueden indicar su compromiso y alineamiento con los principios y acciones reconocidos internacionalmente para adoptar y mejorar la innovación.

Los resultados de la Encuesta de la OCDE-CAF sobre Agencias de Gobierno Digital de ALC, basada en las percepciones de los funcionarios de gobierno digital sobre si los funcionarios públicos en sus países tienen las competencias básicas descritas en el modelo de competencias de la OCDE para la innovación del sector público, sugieren que los facilitadores fundacionales de las capacidades y la cultura innovadoras no están disponibles. Sin embargo, las puntuaciones relativamente altas respecto a la curiosidad dejan entrever que los funcionarios públicos quieren probar cosas nuevas e innovar, pero que no siempre tienen los conocimientos y la capacitación necesaria para seguir adelante. Más concretamente, los gobiernos de ALC han desarrollado cada vez más componentes de capacitación para ayudar a fortalecer algunas de sus competencias de innovación, especialmente en lo que se refiere a la alfabetización de datos, la orientación al usuario y la iteración. Otras competencias, como la narración de historias, parecen tener menos importancia, según las percepciones de los funcionarios del gobierno digital.

Los gobiernos de ALC están explorando sobre todo el uso de la inteligencia artificial en el sector público, como se ha documentado ampliamente en informes anteriores (OECD/CAF, 2022[3]), al tiempo que muestran cierto interés por otras tecnologías innovadoras y emergentes, en particular el análisis de big data, internet de las cosas y blockchain. Solo unos pocos gobiernos informaron que tienen estrategias en torno a otras formas de tecnología emergente (no IA) y no hay mayor evidencia de esfuerzos reales en la implementación de estas.

Una mejor colaboración con las start-ups y la exploración de asociaciones público-privadas se han identificado como prioridades y retos particulares en ALC para promover una mejor adopción de las tecnologías emergentes, así como una mayor agilidad e innovación en el sector público. La región ya ha estado dando pasos audaces en la promoción de la concienciación y el interés por las start-ups de GovTech, mostrando la expansión más significativa a nivel subnacional en ciudades como Córdoba (Argentina), Sao Paulo (Brasil) o Bogotá (Colombia). Muchas soluciones de GovTech aprovechan los datos del gobierno para desarrollar servicios basados en soluciones de inteligencia artificial.

A nivel nacional ha habido menos prevalencia, lo que limita las oportunidades de un enfoque sistémico de GovTech y puede obstaculizar la capacidad de las start-ups para obtener financiamiento y ampliar su escala. Después de evaluar varios facilitadores clave de GovTech, incluyendo la inversión inicial, las infraestructuras de datos, los espacios de innovación y la contratación pública, los gobiernos de ALC muestran un progreso comparativamente más lento a nivel de políticas públicas. Esto se debe en particular al escaso desarrollo de estrategias y a la ausencia de entidades específicas responsables de coordinar los esfuerzos de GovTech.

Referencias

[1] ECLAC (2022), A Digital Path for Sustainable Development in Latin America and the Caribbean, Economic Commission for Latin America and the Caribbean, https://repositorio.cepal.org/handle/11362/48461 (accessed on 14 January 2023).

[3] OECD/CAF (2022), Uso estratégico y responsable de la inteligencia artificial en el sector público de América Latina y el Caribe, Estudios de la OCDE sobre Gobernanza Pública, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/5b189cb4-es.

[2] OECD/CAF (2022), Uso estratégico y responsable de la inteligencia artificial en el sector público de América Latina y el Caribe, Estudios de la OCDE sobre Gobernanza Pública, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/5b189cb4-es.

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