El Salvador

La pobreza en El Salvador disminuyó del 40.4% en 2016 al 30.7% en 2020, pero se mantuvo por encima del promedio, 26.3%, registrado en América Latina y el Caribe (ALC). La pobreza extrema también descendió en ese periodo, pasando del 10.7% al 8.3%, situándose por debajo del promedio de ALC (8.7%). La población que vive en hogares completamente informales alcanzó el 54.4% en 2018, por encima del promedio de ALC del 36.3%. En lo que respecta a los indicadores medioambientales, en 2019 se registraron emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) per cápita de 2.0 toneladas equivalentes de dióxido de carbono (t CO2e), inferiores a los promedios de ALC (6.3) y de los países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) (9.1). Ese año, la proporción de población expuesta a niveles de contaminación del aire que suponen un riesgo para la salud humana (PM2.5 a más de 10 µg/m3) fue del 99.9%, situándose por encima del 95.4% registrado en ALC y del 61.0% en los países miembros de la OCDE. La zona marina protegida de El Salvador representó tan solo el 0.7% de sus aguas territoriales en 2021, frente al 7.3% registrado en ALC y al 18.6% en la OCDE. En materia fiscal, los ingresos tributarios ambientales supusieron el 0.5% del producto interno bruto (PIB) en 2020, por debajo de ALC (1.0%) y de la OCDE (2.1%). El total de ingresos tributarios expresado como porcentaje del PIB en 2020 (21.9%) se sitúa al mismo nivel que el promedio de ALC, si bien es inferior al promedio de la OCDE (33.5%).

Los impactos del cambio climático ya están afectando gravemente a los medios de vida y la economía de El Salvador. Como respuesta de política, el Plan Nacional de Cambio Climático (2022-26) fue sometido a consulta pública en 2022 y servirá como herramienta de referencia estratégica para las medidas de la administración pública. Además, la Política Energética Nacional 2020-2050 define objetivos estratégicos a largo plazo para el sistema energético de El Salvador, incluido el desarrollo de fuentes de energía renovables para reducir la dependencia de los combustibles fósiles importados.

En cuanto a las medidas de mitigación, El Salvador está desarrollando una Estrategia Climática de Largo Plazo (ED 2050), con ayuda de EUROCLIMA+ y la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas de España. El Salvador participa en la iniciativa Avanzando con un Enfoque Regional Hacia la Movilidad Eléctrica en América Latina del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Fondo Verde para el Clima (FVC). La adaptación desempeña un papel clave en El Salvador. Se prevé que, antes de finalizar 2022, se presente un proyecto para elaborar un Plan Nacional de Adaptación, con el apoyo del PNUMA y el FVC. Actualmente están en marcha dos grandes proyectos regionales de adaptación. El proyecto RECLIMA aplica un enfoque de paisaje integrado en la zona del corredor seco del país, con ayuda del FVC y la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Para mejorar la resiliencia climática de las comunidades rurales y los ecosistemas en la región de Ahuachapán-Sur, El Salvador promueve la restauración del paisaje forestal, las alternativas productivas y la producción de información climática e hidrológica, con el apoyo del Fondo de Adaptación de las Naciones Unidas y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En lo que concierne a las alianzas internacionales, El Salvador se centra en gran medida en la conservación y restauración del medio ambiente. Dentro de la región, el país coopera con Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá para promover tecnologías de adaptación basadas en los ecosistemas en el Corredor Seco Centroamericano, con el apoyo de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo, el PNUMA y la FAO. Fuera de la región de ALC, El Salvador trabaja actualmente con el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (FMAM) en el desarrollo urbano sostenible del área metropolitana de San Salvador, con la ayuda del PNUD (2019), y en la gestión integrada del paisaje y la restauración del suelo en el área de conservación de El Imposible-Barra de Santiago, apoyado por el Banco Mundial (2021). Se han restaurado los ecosistemas de las zonas degradadas del Complejo Jaltepeque, con el apoyo financiero de la Unión Europea y Alemania (2021).

En lo que respecta a la financiación verde, El Salvador creó la Mesa de Financiamiento Climático para implementar una estrategia financiera para movilizar y dar seguimiento a la financiación pública y privada de los planes de implementación sectorial para lograr sus contribuciones determinadas a nivel nacional. Para revertir su alto grado de degradación ambiental, principalmente debido a las actividades agrícolas y a los incendios, El Salvador estableció una Estrategia Nacional REDD+ (Reducción de Emisiones Derivadas de la Deforestación y la Degradación de los bosques) con el objetivo de acceder a financiación para la restauración de ecosistemas y paisajes.

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