Resumen ejecutivo

Durante las últimas décadas, la igualdad de género en Chile ha avanzado en varias dimensiones importantes. Los logros educacionales han mejorado significativamente de un grupo de edad al siguiente, tanto para hombres como para mujeres, y en la actualidad las mujeres jóvenes superan a los hombres jóvenes en términos de resultados educacionales. La proporción de titulados en la educación superior es mayor entre las mujeres jóvenes que entre los hombres jóvenes y el rendimiento de la educación es ligeramente superior en las mujeres.

Sin embargo, a pesar de estos logros, siguen existiendo diferencias sociales y económicas básicas entre los sexos. La tradicional visión del hombre que mantiene y provee para su familia y la mujer que se queda en casa y cuida del hogar sigue siendo común en Chile, lo cual significa que las mujeres dedican más horas al cuidado de los niños y labores domésticas. Como resultado, la combinación de horas de trabajo remunerado y no remunerado de mujeres empleadas supera a la de los hombres empleados en 12 horas en lo que se refiere al trabajo semanal. Aún si las mujeres ampliaran su trabajo fuera del hogar, probablemente seguirían realizando muchas labores comúnmente percibidas como “trabajo femenino” dadas las posturas y estereotipos existentes.

La desigual distribución de horas laborales y tareas afecta los logros económicos de las mujeres y hombres. La tasa de empleo femenino en Chile es casi 20 puntos porcentuales inferior a la masculina, una brecha mucho mayor que la media de los países de la OCDE. La maternidad tiene un fuerte impacto y, aunque las madres de niños pequeños generalmente sólo se retiran temporalmente del mercado laboral, es más probable que trabajen a media jornada o informalmente al regresar a sus labores.

Las mujeres que trabajan en Chile ganan significativamente menos que los hombres. La proporción de mujeres que ganan un salario bajo es aproximadamente 1,6 veces mayor a la de los hombres en Chile y las mujeres tienen menos probabilidades de ascender a puestos directivos. Aunque en la actualidad muchas mujeres jóvenes cuentan con más años de escolaridad que los hombres, las niñas tienen muchas menos probabilidades de estudiar en los lucrativos campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).

La pandemia del COVID19 ha expuesto retos preexistentes de una forma sin precedentes. Cuatro quintos de las mujeres chilenas que dejaron de trabajar durante la pandemia no buscaron un nuevo empleo. A la larga, esta precipitación masiva de inactividad del mercado laboral es una indicación de que muchas mujeres asumieron aún más labores de cuidado. Esto ha desencadenado problemas de estrés y salud mental y un recrudecimiento en los episodios de violencia contra las mujeres.

El estudio de la OCDE sobre la Igualdad de Género en Chile propone una estrategia política global para abordar las desigualdades de género. En primer lugar, pide que se establezcan políticas sólidas que tengan como objetivo reducir las barreras que se interponen en el camino de una asignación más equitativa del tiempo y responsabilidades entre hombres y mujeres. En segundo lugar, sostiene que existe margen para incrementar la participación de la mujer en el mercado laboral en donde se garantice que el trabajo remunerado de las mujeres sea mejor remunerado. Finalmente, examina cómo la pandemia del COVID19 ha dejado al descubierto la extensión de los desafíos preexistentes.

  • Crear un sistema de cuidados más completo mediante la expansión de la educación formal de la primera infancia y cuidados extraescolares, y mediante una inversión en los cuidados a largo plazo.

  • Ampliar las licencias parentales estableciendo semanas reservadas para permisos de paternidad como parte del permiso parental. Al mismo tiempo, un aumento de la cobertura de los beneficios de maternidad y paternidad requiere del respaldo de políticas más amplias que favorezcan su formalización.

  • Reforzar las opciones de trabajo flexible permitiendo horarios de inicio más adaptables y el teletrabajo para reducir la escasez de tiempo que sufren los padres debido a largas jornadas de trabajo, desplazamientos y obligaciones familiares.

  • Continuar con los esfuerzos para reducir la transmisión de estereotipos de género en la educación, tanto mediante capacitaciones para crear consciencia en los profesores sobre las actitudes y estereotipos de género como la participación de las familias en el proceso de generación de una educación sensible al género.

  • Garantizar el acceso a una educación de calidad para todos, proporcionando apoyo adicional a niñas vulnerables y madres adolescentes, y recompensando y comunicando los beneficios de completar los estudios.

  • Continuar con el esfuerzo de promover mujeres a puestos de liderazgo, reforzando la presencia femenina a nivel ejecutivo, especialmente en empresas del sector privado. Esto debería reforzarse mediante la intensificación de mecanismos de monitorización y evaluación de la igualdad de oportunidades e igualdad de remuneración para trabajos equivalentes.

  • Intensificar los esfuerzos para fomentar en las niñas un interés por carreras no tradicionales como las ciencias, la tecnología y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), incluyendo un apoyo de programas de mentoría y dedicar más esfuerzos para difundir modelos positivos de rol.

  • Apoyar el emprendimiento femenino mediante la modernización de las leyes de matrimonio. Para ello se debe eliminar las normativas tradicionales, las que, al considerar al marido como el administrador de los bienes conyugales, reducen la capacidad de la mujer para solicitar garantías colaterales.

  • Combatir la violencia contra las mujeres reduciendo las barreras que impiden a las víctimas de violencia y acoso sexual acceder al sistema judicial, y fomentar y garantizar procesos de denuncia seguros para las víctimas.

  • Facilitar el acceso de los hogares de bajos ingresos -en particular los monoparentales, los cuales son predominantemente femeninos- a beneficios y programas de seguridad social que apoyen a las familias en su conjunto y permitan a las mujeres retornar al empleo formal.

  • Prevenir un aumento de la inactividad y exclusión de las mujeres de la fuerza laboral formal, informando activamente a las empresas cómo disminuir las horas laborales y permitir opciones de trabajo flexibles, proporcionar alivio a los padres que trabajan y gestionar las indemnizaciones por despido derivadas de despidos temporales y licencias por enfermedad.

  • Intensificar el acceso a medidas de emergencia para mujeres independientes, especialmente aquellas que no tienen acceso a seguro de empleo.

  • Continuar con los esfuerzos para rechazar la aceptación social de la violencia doméstica, enfocándose en la forma en que el problema afecta a mujeres y niños confinados. Las medidas para fomentar la introducción de modos de comunicación electrónicos para buscar asistencia y denunciar abusos deben complementarse con medidas que garanticen que la prestación de servicios a las víctimas sea accesible e integral en todo el país y en las esferas pertinentes.

Las medidas de políticas económicas y sociales mencionadas anteriormente deben integrarse a un esfuerzo más amplio en donde se incorpore la perspectiva de género a las respuestas de los gobiernos para la crisis COVID19. A corto plazo, esto significa, en la medida que sea posible, aplicar una óptica de género a las políticas de emergencia. A más largo plazo, significa que el gobierno debe contar con un sistema de integración de la perspectiva de género que opere bien y con fácil acceso a datos desglosados por género en todos los sectores, de modo que se pueda evaluar fácilmente el impacto diferenciado en mujeres y hombres.

Disclaimers

El presente trabajo se publica bajo la responsabilidad del Secretario General de la OCDE. Las opiniones expresadas y los argumentos utilizados en el mismo no reflejan necesariamente el punto de vista oficial de los países miembros de la OCDE.

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Nota de Turquía
La información del presente documento en relación con “Chipre” se refiere a la parte sur de la Isla. No existe una sola autoridad que represente en conjunto a las comunidades turcochipriota y grecochipriota de la Isla. Turquía reconoce a la República Turca del Norte de Chipre (RTNC). Mientras no haya una solución duradera y equitativa en el marco de las Naciones Unidas, Turquía mantendrá su postura frente al “tema de Chipre”.

Nota de todos los Estados Miembros de la Unión Europea que pertenecen a la OCDE y de la Unión Europea
Todos los miembros de las Naciones Unidas, con excepción de Turquía, reconocen a la República de Chipre. La información contenida en el presente documento se refiere a la zona sobre la cual el Gobierno de la República de Chipre tiene control efectivo.

Publicado originalmente por la OCDE en inglés con el título: OECD (2021), Gender Equality in Chile: Towards a better sharing of paid and unpaid work, https://doi.org/10.1787/6cc8ea3e-en.

Traducido por el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, Chile. Las únicas versiones oficiales son los textos en inglés y/o francés. La calidad de la traducción y su coherencia con el texto en idioma original son responsabilidad exclusiva del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, Chile.

Imágenes: Portada © Ana Lucía Soto.

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