1887

OECD Multilingual Summaries

Environment at a Glance 2015

OECD Indicators

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Panorama sobre el medio ambiente 2015

Indicadores de la OCDE

Resumen en español

Desde el año 2000, el progreso es evidente en las emisiones de contaminantes atmosféricos tradicionales, el uso eficiente de los combustible en el transporte, la intensidad energética, la energía renovable, el uso del agua, la depuración de las aguas residuales y la protección de la biodiversidad. Esto se explica en parte por la desaceleración en la actividad económica a raíz de la crisis económica, pero también porque entre los países de la OCDE hay una mayor aceptación de los instrumentos para abordar las presiones ambientales, incluidos los regímenes tributarios para influir en la conducta de los consumidores e internalizar los costos ambientales. Los factores ambientales se integran cada vez más en la cooperación para el desarrollo y en la investigación y desarrollo como un aspecto dominante.

Aun así, muchos de estos adelantos se llevan a cabo al margen y las políticas a menudo carecen de coherencia; lo que socava los esfuerzos para reducir los efectos ambientales negativos. Los países siguen apoyando la producción y el consumo de combustibles fósiles en muchas formas; además, la actividad económica sigue atada a las emisiones de carbono y al consumo excesivo de energía y de otros recursos naturales. Los retos importantes que se avecinan incluyen el cambio climático y el efecto de la degradación ambiental sobre la salud, y sobre el crecimiento y desarrollo futuros. Se necesitan políticas robustas e información confiable para afrontar estos retos, sobre todo mientras se reanuda el crecimiento.

Principales conclusiones

La contaminación atmosférica sigue siendo motivo de preocupación para el clima y para la salud de la gente.

  • Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) están aumentando en todo el mundo, pero disminuyeron en la mayoría de los países de la OCDE entre el 2000 y el 2012; lo que revela una desconexión total del crecimiento económico. Eso lo explica en parte la desaceleración en la actividad económica a raíz de la crisis económica, pero también el fortalecimiento de las políticas climáticas y el cambio en los patrones de consumo de energía.
  • Sin embargo, los países de la OCDE emiten mucho más dióxido de carbono (CO2) per cápita que la mayoría de las otras regiones del mundo, con 9.6 toneladas por persona comparado con 3.4 toneladas por persona en el resto del mundo. Con las políticas actuales, se calcula que las emisiones mundiales de CO2 lleguen a triplicar aproximadamente lo que sería necesario para limitar el aumento a largo plazo en las temperaturas del planeta a 2°C.
  • Continúa la tendencia a la baja de las emisiones de óxido de azufre (SOx) y óxido de nitrógeno (NOx) a causa de los ahorros de energía, la sustitución de combustibles, el control de la contaminación y el progreso técnico.
  • En la mitad de los países de la OCDE, más del 90% de la población está expuesta a concentraciones de partículas finas (PM2.5 [partículas de hasta 2.5 micrometros en tamaño]), por encima de las cuales se han observado efectos nocivos para la salud. Dichas partículas penetran profundamente en los pulmones e incluso pueden tener metales pesados y sustancias orgánicas tóxicas.

La demanda del agua está aumentando, pero el uso del agua se mantuvo estable.

  • La extracción de agua dulce se mantuvo estable debido a un uso más eficiente y a mejores políticas de precios; pero también por la mayor explotación de otras fuentes hídricas; por ejemplo, la reutilización y la desalinización del agua. Aunque muchos países muestran una desconexión relativa entre la extracción del agua y el crecimiento del PIB, en una tercera parte de los países, los recursos de agua dulce están sometidos a una tensión hídrica de mediana a alta, y muchos países tienen que enfrentar la escasez de agua local o de temporada. El cambio climático puede agravar más esos casos de escasez, incluso en los países que se benefician de un abastecimiento de agua confiable.
  • Cerca del 80% de la población de los países de la OCDE se beneficia del tratamiento de aguas residuales que llevan a cabo los gobiernos. Varios países ahora enfrentan costos crecientes para modernizar las redes de saneamiento y abastecimiento de agua que se han vuelto obsoletas. Algunos deben encontrar otras formas de proporcionar el servicio en asentamientos pequeños o aislados, y garantizar un control adecuado de las plantas de tratamiento pequeñas e independientes.

Los rellenos sanitarios siguen siendo el principal método para desechar los residuos municipales.

  • La generación de residuos municipales fue más lenta en la década del 2000. Una persona que vive en la zona de la OCDE genera en promedio 520 kg de residuos por año; esto es 30 kg menos que en el 2000, pero sigue siendo 20 kg más que en 1990. Si bien es cierto que los residuos regresan cada vez más como insumos para la economía a través del reciclaje, en la mitad de los países de la OCDE, los rellenos sanitarios siguen siendo el principal método para desechar los residuos.

Aumentan las amenazas para la biodiversidad.

  • En los países de la OCDE muchas especies animales y vegetales están en peligro de extinción, sobre todo en los países con una alta densidad demográfica y de infraestructura. En América del Norte y Europa, las aves en bosques y tierras de cultivo han disminuido casi 30% en 40 años. Muchos bosques están amenazados por la degradación, la fragmentación y la conversión para otros usos. La demanda de madera para alcanzar los objetivos de energía renovable influye cada vez más en la explotación forestal.

El progreso ambiental en los sectores económicos es desigual.

  • La intensidad energética siguió mejorando durante el periodo 2000‑2014. La energía renovable se utiliza cada vez más, sobre todo en Europa. Las energías renovables representan el 21% de la producción de electricidad en la OCDE (15.6%, en 2000), y casi el 9% de la oferta total (6%, en 2000). Pero los combustibles fósiles siguen dominando la oferta (80%).
  • En la mayoría de los países de la OCDE, las tasas de crecimiento del tráfico vial superaron al crecimiento económico. Los esfuerzos que realizan los países para promover vehículos menos contaminantes a menudo son contrarrestados por los incrementos en los parques vehiculares y el tráfico; lo que causa más contaminación y consumo de combustible.
  • Las tierras de cultivo disminuyeron en casi todos los países al igual que algunas emisiones de GEI relacionadas con la agricultura, así como el uso de fertilizantes fosfatados. Sin embargo, el porcentaje de tierra dedicado a la agricultura ecológica (sin pesticidas ni fertilizantes artificiales) sigue siendo bajo, apenas superior al 2%; aunque eso oculta variaciones considerables entre los países. Los porcentajes tienden a ser mayores en la Unión Europea, en algunos países llegan a ser del 10% al 17%.

Crece el apoyo para la investigación, el desarrollo y la innovación.

  • El gasto público en investigación y desarrollo (I+D) dedicado al medio ambiente creció en más del 20% desde 2000; y se recuperó a un ritmo más rápido que el gasto total público en I+D, después de la crisis económica del 2008. Sin embargo, su porcentaje en el gasto total público en I+D representa menos del 2%. El porcentaje del gasto en energía renovable en el gasto total en energía aumentó del 8% al 24%.
  • La ayuda oficial para el desarrollo (AOD) para fines ambientales siguió aumentando, su porcentaje en la AOD total aumentó del 9.6% en 2002 al 12.6%; la ayuda para energía renovable superó la ayuda para las energías no renovables.

Sigue siendo difícil implementar instrumentos de mercado para poner precio a la contaminación.

  • El uso de impuestos relacionados con el medio ambiente está creciendo pero sigue siendo limitado en comparación con los impuestos sobre el trabajo. Los ingresos que recaudaron representaron aproximadamente el 1.6% del producto interno bruto en 2013. Está dominado por los impuestos sobre la energía (69%) y sobre los vehículos motorizados y el transporte (28%). Las variaciones en las tasas de los impuestos sobre la energía, los indicadores de precios desiguales, los bajos niveles de fijación de impuestos a los combustibles con fuertes efectos ambientales, y las exenciones para los combustibles utilizados en algunos sectores obstaculizan la transición a una economía con emisiones bajas de carbono. Muchos países aún aplican impuestos más altos a la gasolina que al diésel, y el porcentaje de impuestos en los precios de uso final generalmente es mayor para los hogares que para la industria.

© OECD

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© OECD (2015), Environment at a Glance 2015: OECD Indicators, OECD Publishing.
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