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Las comparaciones de precios efectivos que han asignado al carbono las políticas de
diferentes sectores y países constituyen un valioso panorama de la rentabilidad de
las políticas alternas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GHG,
por sus siglas en inglés) y su posible impacto en la competitividad. El valor de este
tipo de análisis se puso de manifiesto en el informe de la Comisión de Productividad
de Australia llamado Carbon Emission Policies in Key Economies (entre a
www.pc.gov.au/projects/study/carbon-prices/report
el cual influyó notablemente en la decisión del país de aplicar un sistema explícito
de asignación de precio al carbono el 1 de julio de 2012.
La OCDE optó por desarrollar aún más este estudio al expandir la cobertura por país
y sector, utilizando la misma metodología. La base de medición principal del estudio
de Australia y del que aquí se presenta fue el costo neto que la sociedad paga por
cada unidad de reducción inducida. Este enfoque permite calcular los costos para la
sociedad de lograr los niveles actuales de reducción. Se asume que cualquier ingreso
que se obtenga a partir de las políticas se destinará a otros buenos propósitos y
no se contarán como costos para la sociedad.
Gran parte de las políticas que abarcaron los estudios de caso no se implementaron
principalmente con la intención de limitar las emisiones de GHG: en muchos casos,
ello ni siquiera estaba entre sus objetivos. Sin embargo, se consideró que las políticas
tendrían un impacto en las emisiones. Es importante que al calcular su rentabilidad
también se consideren los objetivos de las otras políticas.
En este informe se compara la situación posterior a la política con el panorama hipotético
de que no hubiera habido política. Se abordan los incentivos relativos para diminuir
las emisiones de carbono en 2010 dentro de los países estudiados, y entre éstos. A
pesar de las limitaciones metodológicas y de disponibilidad de datos, las diferencias
en la magnitud de los incentivos de reducción son suficientemente grandes para infundir
un buen nivel de confianza en relación con las lecciones aprendidas de la rentabilidad
de diferentes instrumentos de política para reducir las emisiones de GHG.
Generación de la electricidad
Los cálculos disponibles van desde menos de cero a 800 euros por tonelada equivalente
de CO2 reducida. No obstante, en la mayoría de los países se encontraron precios del
carbono de por lo menos 25 euros, lo cual indica incentivos relativamente importantes,
explícitos o implícitos, para disminuir algunas emisiones de carbono en este sector
en cada uno de los países.
Los costos totales de reducción fueron de entre 0.01% y 0.05% del PIB en Australia,
Chile, China, Corea, Estados Unidos, Francia y Japón. Los costos de reducción fueron
(mucho) más altos en otros países como Alemania, Dinamarca, Estonia y Reino Unido.
En Alemania representaron hasta una tercera parte de un punto porcentual del PIB.
Por mucho, los costos más elevados por tonelada de CO2 reducida se asociaron con varios
subsidios de capital y sistemas de tarifa regulada, ambos en términos de promedios
calculados y valores máximos observados. Los costos más bajos por tonelada reducida
fueron para los sistemas de comercio, lo que concuerda con la teoría económica clásica:
un hecho que confirma las "sugerencias de libros de texto" de que los sistemas de
comercio (y los impuestos al carbono de base amplia) son las herramientas de política
más eficientes económicamente para mitigar el cambio climático. Esto sucede especialmente
cuando los sistemas de comercio afrontan la externalidad ambiental tan directamente
como sea posible, como en el sistema de comercio para las concesiones de emisiones
de GHG.
Los precios calculados para el carbono en el sector de transporte terrestre también
muestran una considerable variación. En algunos casos, los costos por tonelada equivalente
de CO2 reducida son muy altos, y llegan a sobrepasar los 1000 euros por tonelada para
ciertas políticas relacionadas con la promoción de biocombustibles. En todas las regiones
del mundo existen importantes subsidios para los biocombustibles. Sin embargo, se
estimó que los costos de las políticas de biocombustibles en Dinamarca y Estados Unidos
representarían alrededor del 0.1% del PIB. En contraste, hasta el momento el costo
más bajo, por mucho, por tonelada de CO2 reducida son los impuestos a los combustibles
para vehículos.
Casi todos los precios del carbono calculados y relacionados con el sector de la pasta
y el papel, y con el sector del cemento, son muy moderados, comparados con aquellos
que se utilizan para la generación de electricidad, transporte terrestre y energía
doméstica. El proyecto no se ha centrado en las motivaciones que subyacen en los enfoques
de la política utilizados en diferentes países, pero un factor que podría contribuir
a los moderados precios del carbono que enfrentan estos sectores es el temor perder
competitividad a nivel internacional.
En muchos de los países estudiados, el sector doméstico se está enfrentando a importantes
incentivos de reducción de GHC, mucho mayores a los 100 euros por tonelada equivalente
de CO2 en diversos casos. Los costos son particularmente elevados en relación con
algunos sistemas de tarifa regulada y otros esquemas de subsidio.
En conclusión, se encontraron grandes diferencias en los precios efectivos del carbono:
1. dentro de un sector específico, entre los países estudiados;
2. entre los diferentes sectores, dentro de cada país;
3. entre los diferentes tipos de instrumentos, entre todos los países estudiados.
En muchos aspectos, quizá los dos últimos hallazgos son los más importantes y fuertes.
Hay muchas advertencias que deberían tenerse en cuenta cuando se analizan los cálculos.
Sin embargo, aunque exista incertidumbre respecto a la "clasificación" de los precios
del carbono dentro de un sector determinado de país a país, es muy poco probable que
cualquier advertencia pueda "justificar" los últimos dos hallazgos, y éstos no parecen
muy sensibles al año exacto de la investigación.
Además, es muy probable que los precios efectivos del cabón más bajos encontrados
para los impuestos y los sistemas de comercio de emisiones de carbono comparados con
otras categorías de intrumentos en muchos sectores están relacionados con su mayor
rentabilidad. Otros tipos de instrumentos sencillamente no son eficientes para disminuir
las emisiones de CO2, por lo que los costos medidos en toneladas de CO2 reducidas
tienden a ser muy elevados. En algunos casos (por ejemplo, subsidios para aislamiento
térmico de casas), la disminución de emisiones de CO2 no fue el principal objetivo
de la política, así que es "injusto" sólo "juzgar" su "rendimiento" en términos de
costos por tonelada de CO2 reducida. Sin embargo, muhos otros instrumentos con precios
efectivos de carbono muy elevados (por ejemplo, medidas para promover biocombustibles
y otros recursos de energías renovables), la reducción de emisiones de carbono ha
sido uno de los principales argumentos utilizados en debates públicos con el fin de
que se implementen.
Es tan grande el reto que afronta la comunidad internacional en relación con el cambio
climático que es poco probable que se solucione, a menos que los países instauren
intrumentos de política que sean efectivos en la medida de lo posible. Este informe
hace hincapié en que hay un amplio margen para mejorar en este respecto.
Este resumen no es una traducción oficial de la OCDE.
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