El Salvador

La crisis golpeó duramente la economía de El Salvador. En 2020, el producto interno bruto (PIB) se contrajo un 7.9% anual, y de acuerdo con las últimas estimaciones internacionales comparables, la tasa de pobreza alcanzó el 36.4%, una de las más altas de América Latina y el Caribe (ALC), cuyo promedio es del 30.9%. La tasa de pobreza ha aumentado seis puntos porcentuales en un año, frente a un aumento de cuatro puntos porcentuales en ALC. La tasa de pobreza extrema alcanzó 8%, lo que supone un aumento de 2.4 puntos porcentuales, frente a un 10.0%, equivalente a un aumento de 1.9 puntos porcentuales, respectivamente, en ALC. El gasto público en salud antes de la crisis representaba el 7.2% del PIB, un porcentaje ligeramente superior al 6.8% de la región, pero inferior al 8.8% correspondiente a los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Respecto a la percepción de calidad de los servicios sanitarios, en 2020 el 54.8% de las personas se declararon satisfechas con la atención sanitaria (frente a un 48.2% en ALC), cifra 11 puntos porcentuales más baja que diez años atrás y una disminución mayor que en ALC (8.7 puntos porcentuales). Entre marzo de 2020 y mayo de 2021, las escuelas han estado totalmente cerradas durante 46 semanas, más que en ALC (26 semanas) y en la OCDE (15 semanas). En 2020, el 41.4% de los salvadoreños consideraban que el gobierno era corrupto, un porcentaje menor que en ALC (72.4%) y la OCDE (58.8%).

El Salvador ha adoptado medidas para atenuar el impacto de la crisis del COVID-19 en las personas, los trabajadores y las empresas más vulnerables. Con respecto a los hogares, desde el inicio de las medidas de confinamiento, el gobierno anunció un subsidio de 300 USD para más de 1 millón de familias, así como la entrega de paquetes de alimentos a los más vulnerables. Además, se permitió el aplazamiento temporal de los pagos de suministros, teléfono e Internet y la congelación de los pagos de hipotecas, préstamos y tarjetas de crédito. A fin de proteger a los trabajadores y empresas más afectados, establecieron un subsidio para la retención del empleo para empleados de microempresas y pequeñas y medianas empresas (mipymes), un programa de concesión de préstamos a empresas del sector formal y un programa para ayudar a financiar a propietarios de pequeñas empresas del sector informal. En cuanto a la recuperación, El Salvador se ha comprometido a adoptar un nuevo enfoque mediante la modernización tecnológica y la transparencia institucional para responder a los problemas estructurales agravados por la crisis. El gobierno propuso el Plan de Bienestar Económico y Social 2019-2024, una herramienta flexible con base empírica que permitirá al país trabajar en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Además, entregaron 1.2 millones de ordenadores a estudiantes, se puso en marcha un plan para transformar el desarrollo territorial en zonas rurales y se estableció como prioridades la inclusión financiera y la transformación digital. En cuanto a los planes a largo plazo, pretenden construir un futuro mejor mediante la ejecución de políticas para aumentar la inversión privada y pública e impulsar la formalización y el crecimiento de las mipymes, centrándose en la innovación y la adopción de nuevas tecnologías.

Los proyectos de cooperación internacional dentro y fuera de ALC se centraron en aprovechar los conocimientos y los recursos regionales e internacionales para hacer frente a la crisis del COVID-19. Dentro de la región, los programas de cooperación de El Salvador incluyeron una alianza con Colombia para reforzar la capacidad de los hospitales salvadoreños para afrontar la pandemia y, a través del Sistema de la Integración Centroamericana, una donación al Ministerio de Salud de las herramientas necesarias para la detección del virus. Fuera de ALC, las iniciativas consistieron en la creación del primer hospital universitario del país, con el apoyo de Luxemburgo, y la construcción de un hospital especial dedicado a pacientes de COVID-19, con el apoyo de Marruecos. Además, participó en proyectos para reforzar la línea de atención telefónica a mujeres víctimas de la violencia (Iniciativa Spotlight) y en el intercambio de experiencias para el fortalecimiento y creación de programas de empleabilidad juvenil. Junto con la Unión Europea y organizaciones de mujeres salvadoreñas, desarrollaron el programa “Fortalecimiento de cooperativas agropecuarias y organizaciones de mujeres campesinas para la exigibilidad del Derecho Humano a la Alimentación y la soberanía alimentaria en El Salvador” (2021-2023) con el objetivo de mejorar la resiliencia y la sostenibilidad de los procesos de desarrollo agroproductivo en situación de vulnerabilidad tras la emergencia climática y sanitaria en el país.

Referencias

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