Resumen ejecutivo

En las últimas décadas, Chile ha logrado avances impresionantes en términos de crecimiento económico y nivel de vida. Sin embargo, el país se enfrenta a nuevos e importantes desafíos en materia de desarrollo sostenible. Entre ellos hay que destacar en primer lugar la estimulación del crecimiento de la productividad en apoyo de una mejora continua del nivel de vida de sus ciudadanos, la reducción de las desigualdades sociales y la lucha contra el cambio climático. La protesta social de 2019-2020 y la pandemia de COVID 19 han hecho que estos desafíos sean aún más apremiantes, y abordarlos será crucial para que Chile pueda convertirse en una economía más próspera, equitativa y resiliente.

Como economía pequeña, abierta y rica en recursos naturales, Chile depende en gran medida del comercio y la IED para sostener su crecimiento económico. La importancia de la IED para la economía chilena ha aumentado con el tiempo, como demuestra el porcentaje cada vez mayor de stock entrante de IED en el PIB, que en 2020 alcanzaba casi el 100%. Sin embargo, los flujos de IED hacia Chile han disminuido desde 2012, alineado con la tendencia mundial. Casi el 30% del stock de IED se concentra en los sectores de las finanzas, las energías renovables, el comercio y la industria manufacturera de media y baja tecnología. Geográficamente, la IED se concentra en las regiones con gran actividad minera de Antofagasta y Atacama y en la capital, Santiago. Los inversionistas europeos (Países Bajos, Reino Unido, España e Italia) y norteamericanos son las principales fuentes de IED en Chile. En los últimos cinco años, una cantidad significativa de flujos de IED ha procedido también de China, aunque la IED china sigue siendo marginal en el conjunto de la IED en Chile.

Las empresas extranjeras establecidas en el país contribuyen significativamente al desarrollo sostenible de Chile. Son responsables de más de la mitad de todas las exportaciones en la mayoría de los sectores, incluidos los sectores intensivos en conocimiento. Además, su presencia en las cadenas nacionales de valor es muy amplia, ya que se abastecen principalmente en el mercado nacional, sobre todo de PyMEs chilenas, y venden su producción principalmente en el mercado nacional, sobre todo a PyMEs chilenas. Los sectores con una alta concentración de IED (minería, energía, finanzas) son más productivos e intensivos en capital, pero contribuyen menos a I+D y tienen menor potencial de creación de empleo que otros sectores. En la mayoría de los sectores, las empresas extranjeras son, en promedio, más productivas y participan más en actividades de I+D que las empresas nacionales. También crean empleos mejor remunerados y más cualificados, en particular para las mujeres. Las empresas extranjeras también apoyan la transición de Chile hacia las energías limpias. Por lo general, son más eficientes energéticamente que las empresas chilenas e invierten mucho en energías renovables (alrededor del 90% de la IED en el sector energético se destina a energías renovables).

La contribución positiva de la IED al desarrollo sostenible sugiere que las empresas extranjeras pueden desempeñar un papel importante a la hora de ayudar a Chile a diversificar su economía y convertirse en una economía intensiva en conocimiento. La actividad económica de Chile está muy centrada en los servicios (servicios profesionales, comercio y sector público), la industria manufacturera de media y baja tecnología y los recursos naturales. Aunque estos sectores han contribuido al crecimiento económico de Chile en las últimas décadas, ahora ofrecen menos perspectivas en términos de desarrollo sostenible. Contribuyen menos a la innovación, al crecimiento de la productividad, a la creación de empleo de calidad y a la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono. La IED puede ayudar a Chile a desarrollar nuevas ventajas competitivas en sectores verdes e intensivos en conocimiento, aportando tecnologías nuevas y más limpias y actuando como puerta de entrada a los mercados internacionales.

La calidad del marco jurídico y regulatorio desempeña un papel clave para lograr que la IED contribuya al desarrollo sostenible. En general, la economía chilena está abierta a la IED. Las políticas relacionadas con la inversión no son discriminatorias y las empresas de propiedad extranjera reciben trato nacional. Aunque Chile cuenta con un marco regulatorio favorable a la competencia, algunas regulaciones "más allá de las fronteras" afectan a las condiciones de acceso al mercado en varios sectores en los que operan empresas extranjeras. Se trata de procedimientos regulatorios complejos, en particular para los grandes proyectos de inversión en sectores estratégicos, y de obstáculos a la contratación pública para los proveedores extranjeros de bienes y servicios. A medida que Chile intente diversificar el tipo de IED que atrae, será importante mejorar los procedimientos regulatorios y eliminar los obstáculos a la contratación pública para las empresas extranjeras. También habrá que trabajar para integrar las consideraciones de sostenibilidad en los acuerdos internacionales de inversión (AII) de Chile. Las normas laborales y ambientales están cada vez más presentes en los acuerdos de libre comercio (ALC) negociados por el Ministerio de Relaciones Exteriores; sin embargo, se podría hacer más para actualizar los acuerdos de "vieja generación" que no incluyen disposiciones sobre desarrollo sostenible y para consolidar su aplicación efectiva.

En los últimos años, InvestChile, la agencia de promoción de la inversión extranjera en Chile, ha dado prioridad a la IED con bajas emisiones de carbono e intensiva en conocimiento. Aunque se han puesto en marcha nuevas iniciativas para mejorar la calidad de los servicios de promoción de la inversión ofrecidos a las empresas multinacionales (EM) extranjeras, el monitoreo y la medición de la contribución de estas actividades a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es un ámbito en el que hay margen de mejora. La representación de InvestChile en el extranjero podría también fortalecerse para generar contactos y proyectos de inversión que contribuyan al desarrollo sostenible, entre otras cosas mediante el establecimiento de oficinas en el extranjero y el fortalecimiento de la coordinación con ProChile, el organismo encargado de la promoción de las exportaciones de Chile, y el Ministerio de Relaciones Exteriores. Los planes de acción de promoción de la inversión que está desarrollando InvestChile brindan una gran oportunidad para reforzar los mecanismos de coordinación interinstitucional en pro de la aplicación de la nueva estrategia nacional de promoción de la IED.

Además, el apoyo financiero directo e indirecto a las inversiones intensivas en conocimiento podría estar mejor coordinado y orientado a fin de promover las prioridades estratégicas de desarrollo de Chile en el ámbito del desarrollo sostenible y la diversificación de la IED. Chile ofrece uno de los niveles más bajos de apoyo gubernamental a la I+D empresarial entre las economías de la OCDE y los países asociados. El Gobierno de Chile podría estudiar formas de racionalizar y consolidar su marco de incentivos financieros, por ejemplo reforzando la coordinación y la gestión conjunta del sistema de incentivos a través del Comité Interministerial para el Desarrollo Productivo Sostenible, o aprovechando el potencial de nuevas herramientas financieras en un nuevo banco público de desarrollo, en la CORFO o en el ya establecido Banco del Estado. Estas reformas deberían tener como objetivo ofrecer una variedad de instrumentos de financiación e iniciativas de creación de redes para atraer a inversionistas privados, incluidos los extranjeros.

Debería incentivarse aún más a las empresas extranjeras que operan en Chile para que emprendan actividades de formación dirigidas a sus empleados y proveedores locales. En la actualidad, los programas de desarrollo de competencias son ejecutados por diversos actores gubernamentales y no están suficientemente alineados con las necesidades del mercado laboral. InvestChile debería coordinarse con el SENCE, la CORFO y las oficinas de intermediación laboral de Chile para desarrollar programas conjuntos que permitan a las empresas extranjeras encontrar la obra de mano cualificada que necesitan. La agencia también podría seguir promoviendo sectores y actividades acordes con la base de competencias existente y proporcionar a los inversionistas información adecuada sobre las características del mercado laboral.

La creación de un entorno favorable a las inversiones con bajas emisiones de carbono es una importante prioridad política para el Gobierno chileno. El objetivo a largo plazo de Chile de generar un 100% de electricidad sin emisiones y de contar con un 80% de energías renovables en 2050 exigirá mantener un ritmo rápido de inversión en energías limpias. La consecución de este objetivo requiere la aplicación de políticas específicas, en especial en los sectores en los que resulta difícil reducir las emisiones, y la atracción de la inversión privada, incluida la IED, en las industrias emergentes (por ejemplo, el hidrógeno verde). Para ello, debería revisarse el actual marco de tarificación del carbono con el fin de elevar los impuestos sobre el carbono a niveles comparables a los estándares internacionales y mejorar su cobertura sectorial.

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Publicado originalmente en inglés por la OCDE con el título: OECD (2023), FDI Qualities Review of Chile: Boosting Sustainable Development and Diversification, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/98bf1829-en.

Esta traducción ha sido encargada por la OCDE. Las únicas versiones oficiales son los textos en inglés y/o francés.

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