4. Semillas oleaginosas y sus productos

Los mercados florecientes de semillas oleaginosas impulsan el alza de los precios

Las condiciones del mercado mundial de semillas oleaginosas y sus productos provocaron rápidos incrementos de los precios en 2021. Este incremento en los precios fue impulsado por la fuerte demanda, en especial de soya importada por la República Popular China (en adelante, China), y el crecimiento limitado de la oferta, sobre todo de aceite de palma y de colza canadiense.

Se prevé que el consumo de aceite vegetal llegará a 249 millones de toneladas (Mt) para 2031. El uso alimentario representaría 66% del consumo total, impulsado por el crecimiento demográfico, pero también por el aumento del uso per cápita de aceite vegetal en los países de ingresos bajos y medios. El agregado de aceite vegetal en estas Perspectivas incluye el obtenido de la trituración de semillas oleaginosas (alrededor de 55% de la producción mundial de aceite vegetal) y el aceite de palma (36%), así como aceites de almendra de palma, de coco y de semilla de algodón. Se prevé que el uso de aceite vegetal para biodiésel, que ahora representa cerca de 15% del uso mundial de aceite vegetal, crecerá en los mercados emergentes como Indonesia y República Federativa de Brasil (en adelante, Brasil), así como en Estados Unidos de América (en adelante, Estados Unidos), a diferencia del uso estable para biodiésel en la Unión Europea, que se mantiene como el mayor productor de biodiésel.

El uso de la harina proteica se verá limitado por un crecimiento más lento de la producción avícola y ganadera mundial, dado que esta harina se utiliza casi en su totalidad como forraje. La harina de soya representa alrededor de tres cuartas partes del sector mundial de harina proteica (Figura 4.1). Se espera que el crecimiento de la demanda en China se desacelere considerablemente (1.2% anual en comparación con 5.2% anual en la última década), impulsado por la mejora de la eficiencia del forraje y las medidas encaminadas a reducir la participación de la harina proteica en las raciones de forraje para el ganado. No obstante, se espera un fuerte repunte de la producción de carne de cerdo (cerca de 14 Mt más en los próximos 10 años). En la Unión Europea, el segundo mayor usuario de harina proteica, se espera que el consumo disminuya a medida que el crecimiento de la producción animal se desacelere y se usen cada vez más otras fuentes de proteínas en el forraje. En cambio, en el Sudeste asiático se espera que el aumento de la producción animal incremente la demanda de importaciones de harina proteica.

En vista de la desaceleración en la expansión de la superficie de palma aceitera madura, se prevé un crecimiento limitado de la producción de aceite de palma en Indonesia y Malasia. No obstante, se prevé que para 2031 ambos países representarán 82% de la producción mundial de este aceite.

Se prevé que la producción de soya se elevará 1% anual durante el periodo de las perspectivas. Se supone que las mejoras en los rendimientos representarán cerca de tres cuartas partes del crecimiento mundial de la producción, en tanto que la expansión de la superficie cosechada, incluido el aumento de los cultivos dobles en América Latina, representará la cuarta parte restante. Se espera que la producción de soya ascienda a 411 Mt para 2031, más del doble de la producción combinada de otras semillas oleaginosas de 188 Mt. Se espera que Brasil y Estados Unidos representen alrededor de dos tercios de la producción mundial de soya y más de 80% de las exportaciones mundiales de dicho producto. Asimismo, se espera que para 2031 Brasil sea el mayor productor mundial, con una producción nacional prevista que alcanzará 147 Mt.

Se prevé que durante este decenio la producción de otras semillas oleaginosas aumentará 1.2% anual, es decir, a un ritmo de crecimiento más lento que el de los últimos 10 años. Las razones principales son el estancamiento de la demanda de aceite de colza como materia prima para la producción de biodiésel en Europa y la creciente competencia de los cereales por las escasas tierras arables en China y la Unión Europea. En general, el cultivo de otras semillas oleaginosas, por ejemplo la colza o la de girasol, está mucho menos concentrado que el de la soya. China, la Unión Europea, Canadá y Ucrania producen de 20 Mt a 32 Mt cada uno de estas semillas oleaginosas. Debido a la guerra de la Federación de Rusia (en adelante, Rusia) contra Ucrania, este país afronta perturbaciones en la producción, el procesamiento y el comercio de semillas de girasol.

Los grandes proveedores mundiales de aceite de palma (Indonesia y Malasia) seguirán dominando el comercio de aceite vegetal: exportarán alrededor de 65% de su producción combinada y en conjunto representarán casi 60% de las exportaciones mundiales. Por otra parte, se prevé que India, el mayor importador mundial de aceite vegetal, mantendrá su elevado nivel de crecimiento (1.8% anual) de las importaciones, motivado por la creciente demanda interna y las limitadas oportunidades de crecimiento de la producción. Se espera que durante los próximos 10 años el crecimiento de las exportaciones mundiales de soya —otro producto con una alta participación comercial dominada por el continente americano— se desacelerará considerablemente, debido a la disminución del crecimiento previsto de las importaciones de esta oleaginosa por parte de China.

Si bien en la campaña comercial de 2021 los precios del sector de las semillas oleaginosas alcanzan niveles máximos sin precedentes o se acercan a ellos, se prevé que durante los primeros años del periodo de las perspectivas habrá un ajuste a la baja. Se espera que, a partir de entonces, los precios se incrementen ligeramente en términos nominales y disminuyan en términos reales, siguiendo la tendencia a largo plazo de los precios de los productos básicos agrícolas.

Las posibilidades de aumentar la producción de aceite de palma en Indonesia y Malasia dependerán cada vez más de las actividades de replantación de la palma aceitera y de las mejoras correspondientes en los rendimientos (y no de la expansión de la superficie), lo cual plantea nuevos retos. Las inquietudes por la sostenibilidad (ninguna relación con la deforestación y uso de certificados de sostenibilidad para el aceite vegetal) también influyen en el incremento de la producción de aceite de palma, tanto en los países productores como en los consumidores. El uso del aceite vegetal como materia prima para biodiésel está determinado, en gran parte, por las políticas públicas sobre biocombustibles, las cuales establecen los coeficientes obligatorios de mezcla de cada país. La futura demanda de harina proteica en China depende del equilibrio entre la intensidad y la eficiencia del forraje, en particular en el sector de la carne de cerdo, en reconstrucción tras el brote de peste porcina africana (PPA) a partir de 2018. No obstante, se espera que la demanda global de carne per cápita en China crezca en comparación con la última década (0.5% anual frente a una baja de 0.6% anual).

Los precios nominales se ubican en niveles récord debido a la oferta limitada

Los precios de las semillas oleaginosas y sus productos, que siguieron aumentando durante 2021 y en los inicios de 2022, alcanzaron nuevos niveles sin precedentes en términos nominales, en particular en lo que respecta al aceite vegetal, debido a la fuerte demanda y a una ligera disminución de la producción, sobre todo de colza y soya. El aumento de los precios contribuyó a la inflación de los precios de los alimentos en un buen número de países, lo cual agravó los problemas de acceso a los alimentos por la pérdida de ingresos provocada por la pandemia.

Durante el primer semestre de 2021, la pandemia de COVID-19 provocó la desaceleración temporal de la demanda e interrupciones a corto plazo en las cadenas de suministro, lo que ocasionó que los precios bajaran. En América del Sur, las graves condiciones meteorológicas afectaron a la trituración y a los rendimientos y, por tanto, a la producción de soya. En Malasia, en 2021, la escasez de mano de obra, agravada por las medidas adoptadas para restringir el desplazamiento de las personas con el fin de contener la propagación de la COVID-19, afectó a la cosecha de aceite de palma, lo cual a su vez frenó la producción y las exportaciones a nivel mundial. La producción canadiense de colza bajó, provocando también que sus exportaciones disminuyeran.

Con una producción mundial más restringida de semillas oleaginosas y aceite de palma, que originó el alza de los precios, las expectativas de crecimiento de la demanda mundial para la campaña comercial 2021/2022 se redujo. En Indonesia, la nueva política de obligación del mercado nacional establecida por el Gobierno provocó que las exportaciones de aceite de palma a India, China y la Unión Europea se redujeran.

La demanda de aceite vegetal para uso alimentario se desacelera

Los dos usos dominantes del aceite vegetal son para consumo humano (65%) y como materia prima para la producción de biodiésel (15%). Además, dicho aceite se utiliza en la elaboración de cosméticos y barnices y, cada vez más, en preparados para alimentación animal, sobre todo en el sector acuícola.

Se prevé que el consumo per cápita de aceite vegetal para alimentación crecerá a una tasa de 0.5% anual, aumento considerablemente menor que el de 1.7% anual registrado durante el periodo 2012-2021, debido a la cada vez más saturada demanda de alimentos en los países desarrollados y los mercados emergentes. En China (30 kg/cápita) y Brasil (27 kg/cápita), se espera que el consumo de aceite vegetal para alimentación alcance niveles comparables a los de los países desarrollados, donde se prevé que se estabilizará en 28 kg/cápita, con lo que crecerá 0.6% anual (Figura 4.2).

Se prevé que India, el segundo consumidor más grande del mundo y el importador número uno de aceite vegetal, mantendrá un crecimiento del consumo per cápita de 1.1% anual, para un total de 12 kg/cápita para 2031. Este considerable aumento provendrá tanto del incremento de su producción interna, de la trituración de una mayor producción nacional de semillas oleaginosas y de las importaciones de aceite de palma, principalmente de Indonesia y Malasia. Se espera que, a medida que la urbanización aumente en los países en desarrollo, los hábitos alimentarios y las pautas tradicionales de alimentación cambien hacia alimentos procesados con un alto contenido de aceite vegetal. Para los países menos adelantados (PMA), se prevé que la disponibilidad per cápita de aceite vegetal se elevará 0.8% anual, para llegar a 9 kg per cápita en 2031 debido a los bajos ingresos per cápita.

Se prevé que el uso del aceite vegetal como materia prima para biodiésel (de 10% a 15% del uso mundial de aceite vegetal) se mantendrá estable durante los próximos 10 años, en comparación con el aumento de 6.3% anual registrado durante la década anterior, cuando entraron en vigor las políticas de apoyo a los biocombustibles (Figura 4.3). El uso de aceite vegetal como materia prima para biodiésel depende del entorno de políticas públicas (véase el Capítulo 9) y del desarrollo relativo de los precios del aceite vegetal y el petróleo crudo (véase a continuación). En general, se espera que los objetivos nacionales de consumo obligatorio de biodiésel se incrementen menos que en los años anteriores. Además, los aceites usados, el sebo y otras materias primas están aumentando su participación en la producción de biodiésel, sobre todo en la Unión Europea y Estados Unidos, en gran medida relacionado con políticas específicas. Se prevé que el uso de aceite vegetal por parte de la industria argentina de biodiésel orientada a la exportación ascienda a 1.6 Mt para 2031, lo que equivale a 56% del uso nacional de aceite vegetal. En Indonesia, se prevé que para 2031, el crecimiento en el uso de aceite vegetal para producir biodiésel mantendrá su fuerza y llegará a 8.9 Mt motivado por las políticas nacionales de apoyo. En consecuencia, Indonesia es el principal impulsor del uso creciente de aceite vegetal como materia prima para biodiésel en el mundo.

La demanda de forraje se desacelera y está condicionada por la situación en China

Se prevé que el consumo de harina proteica, que se utiliza exclusivamente como forraje, seguirá en aumento a una tasa de 1.2% anual, cifra muy por debajo de la tasa de 3.4% anual registrada durante la década anterior. El vínculo entre el uso de harina proteica como forraje y la producción animal está relacionado con la intensificación de la producción animal, la cual aumenta la demanda de harina proteica, en tanto que la eficiencia de la alimentación conduce a una reducción del forraje proteico por animal. Factores adicionales son la composición de la cría de ganado y el tamaño de los rebaños.

El vínculo entre la producción animal y el consumo de harina proteica se relaciona con el nivel de desarrollo económico de un país (Figura 4.4). Los países de ingresos más bajos, que dependen de la producción doméstica, consumen menos harina proteica, en tanto que las economías de ingresos más altos, que emplean sistemas intensivos de producción, hacen uso de mayores cantidades. Motivado por el cambio hacia sistemas de producción más intensivos en forraje ocurridos en los países en desarrollo como respuesta a la rápida urbanización y a la creciente demanda de productos de origen animal, el aumento en el consumo de harina proteica tiende a rebasar el crecimiento de la producción animal. En los PMA, donde el uso de harinas proteicas es muy bajo, se espera que continúe la intensificación de la producción ganadera con el uso creciente de forrajes compuestos. Con la intensificación, el uso de harina proteica por unidad de producción ganadera se incrementa considerablemente, lo que conduce a un rápido crecimiento de la demanda total.

China representa más de una cuarta parte de la demanda mundial de harina proteica y, por tanto, configura el desarrollo de esta demanda. Se espera que el crecimiento de la demanda de forraje compuesto en China sea más lento que el de la década anterior, motivado por la reducción de las tasas de crecimiento de la producción animal y la gran proporción de la producción basada en forrajes compuestos. Se espera que el contenido de harina proteica en los forrajes compuestos de China se mantenga estable después de su gran incremento en la década pasada, pero que supere los niveles actuales de Estados Unidos y la Unión Europea. A medida que las piaras de cerdos en China se reconstruyen tras el brote de PPA, se han instalado sistemas de producción intensivos basados en forraje a mayor escala, lo que ha dado lugar a un aumento adicional previsto de la demanda de harina proteica.

En Estados Unidos y la Unión Europea, donde los forrajes compuestos satisfacen la mayor parte de los requerimientos de proteína de la producción animal, se espera que el consumo de harina proteica crezca a un ritmo más lento que el de la producción animal, motivado por la mejora en la eficiencia alimentaria. Además, en la Unión Europea está aumentando la comercialización de productos de origen animal, principalmente carne de aves de corral y lácteos, producidos sin usar forrajes provenientes de cultivos genéticamente modificados, lo cual es impulsado por las grandes cadenas minoristas y reduce la demanda de harina de soya.

Desaceleración de la trituración mundial de semillas oleaginosas y crecimiento limitado de la producción de aceite de palma

A nivel mundial, la trituración de soya y otras semillas oleaginosas para obtener harina (torta) y aceite representa alrededor de 90% del uso total. La demanda para trituración aumentará con mayor rapidez que la demanda para otros usos, sobre todo el consumo directo de alimentos de soya (incluso los sustitutos de carne y lácteos), maní y semillas de girasol, así como el uso directo de soya para forraje. Los sitios donde se realiza la trituración dependen de muchos factores, como los costos de transporte, las políticas comerciales (por ejemplo, diferentes aranceles para las semillas oleaginosas y sus productos), la aceptación de cultivos genéticamente modificados, los costos de procesamiento (por ejemplo, mano de obra y energía) y la infraestructura (por ejemplo, instalaciones para trituración, puertos y carreteras).

En términos absolutos, se prevé que la trituración de soya aumentará 45 Mt durante el periodo de las perspectivas, lo que representa menos de la mitad de los 100 Mt de la década anterior. Se prevé que la trituración de soya en China se incrementará 18 Mt, lo que representa cerca de 40% de la trituración adicional de soya en el mundo, la mayor parte de la cual utilizará soya importada. Se prevé que el crecimiento en China, aunque grande, será considerablemente menor que el de la década anterior, ya que se espera una desaceleración de la demanda de forrajes compuestos en el país motivada por las menores tasas de crecimiento de la producción animal. Además, el contenido de harina proteica en los forrajes compuestos de China alcanzó un nivel relativamente alto, lo que deja poco margen para seguir aumentando la tasa de incorporación. Se espera que, durante el periodo de las perspectivas, la trituración mundial de otras semillas oleaginosas, en comparación con la soya, se eleve en consonancia con la producción, 28 Mt, y que tenga lugar con mayor frecuencia en el país productor.

La producción mundial de aceite vegetal depende tanto de la trituración de semillas oleaginosas como de la producción de plantas aceiteras tropicales perennes, en especial el aceite de palma. En la última década, la producción mundial de aceite de palma superó la de otros aceites vegetales. Sin embargo, se espera que el crecimiento de la producción de aceite de palma se debilite debido al creciente interés en la sostenibilidad y al envejecimiento de las palmeras aceiteras en Indonesia y Malasia. Estos dos países representan más de un tercio de la producción mundial de aceite vegetal y más de 80% de la producción mundial de aceite de palma.

A nivel mundial, se prevé que los suministros de aceite de palma se expandan a una tasa de 1.0% anual. Se espera que las políticas ambientales cada vez más estrictas de los principales importadores de aceite de palma y las normas agrícolas sostenibles (por ejemplo, en el contexto de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible) desaceleren la expansión de la superficie de palma aceitera en Indonesia y Malasia. Esto implica que el crecimiento de la producción provendrá cada vez más de las mejoras en la productividad, incluso de la aceleración de la replantación. Se espera que la producción de aceite de palma en otros países se incremente con mayor rapidez a partir de una base baja, principalmente para los mercados nacional y regional. Por ejemplo, se prevé que para 2031, el Reino de Tailandia producirá 3.8 Mt, Colombia 2.1 Mt y Nigeria 1.8Mt. En varios países centroamericanos, se están desarrollando nichos de producción de aceite de palma con certificaciones de sostenibilidad desde el principio, lo cual posiciona a la región para alcanzar eventualmente mercados de exportación de mayor tamaño.

El agregado de aceite vegetal abarca el aceite de almendra de palma, de coco y de semilla de algodón, así como aceite de palma y aceite extraído de la trituración de semillas oleaginosas, como se ha visto anteriormente. El aceite de almendra de palma se produce junto con el de palma y sigue la misma tendencia de producción. El aceite de coco se produce principalmente en Filipinas, Indonesia y las islas de Oceanía. El aceite de almendra de palma y el de coco tienen usos industriales importantes, y el predominio se ha desplazado hacia el primero junto con la creciente producción de aceite de palma. El aceite de semilla de algodón es un subproducto del desmotado del algodón y su producción mundial se concentra mayormente en India, Estados Unidos, la República Islámica del Pakistán y China. En general, se prevé que la producción mundial de aceite vegetal aumentará 1.1% anual, impulsada sobre todo por la demanda de alimentos en los países en desarrollo, resultado de su crecimiento demográfico y el aumento de los ingresos.

Se prevé que la producción mundial de harina proteica aumentará 1.1% anual, para llegar a 410 Mt en 2031. En la producción mundial de harinas proteicas predomina la de soya, la cual representa más de dos tercios de la producción mundial. La producción se concentra en un pequeño grupo de países (Figura 4.5). En China y la Unión Europea, la mayor parte de la producción de harina proteica proviene de la trituración de semillas oleaginosas importadas, en su mayor parte de soya de Brasil y Estados Unidos. En los demás países productores importantes –Argentina, Brasil, India y Estados Unidos– predominan la soya y otras semillas oleaginosas de producción nacional.

El crecimiento de la producción se desacelera mientras la soya sigue desplazándose a América Latina

Se prevé que la producción de soya crecerá 1.0% anual, en comparación con el 2.9% anual de la última década. La producción de otras semillas oleaginosas (colza, girasol y maní) crecerá a un ritmo más lento, 1.2% anual, en comparación con 2.3% anual durante los 10 años anteriores (2012-2021). El crecimiento será dominado por los incrementos en los rendimientos, que representan las tres cuartas partes del aumento de la producción. La soya se beneficia de su rápido crecimiento, el cual permite el cultivo doble, en particular en América Latina. Por consiguiente, una proporción considerable de la superficie cosechada adicional será producto del cultivo doble de soya después de maíz en Brasil y después de trigo en Argentina.

En años recientes, Brasil ha sido el mayor productor de soya y se espera que durante los próximos 10 años crezca 0.9% anual, un poco más que en Estados Unidos, el segundo mayor productor, con un crecimiento de 0.7% anual, motivado por el cultivo doble de soya con maíz. Se prevé que la producción de soya crecerá con fuerza en otras partes de América Latina y que para 2031 Argentina y Paraguay producirán 53 Mt y 11 Mt, respectivamente (Figura 4.6). En China, se espera que la producción de soya siga en aumento en respuesta al reducido apoyo de las políticas públicas para el cultivo de cereales. También se espera que la producción de soya se incremente en India, Rusia, Ucrania y Canadá.

China (gran productor de colza y maní) y la Unión Europea (que produce sobre todo colza y semilla de girasol) son los productores más importantes de otras semillas oleaginosas, con una producción anual prevista de 32 Mt y 31 Mt, respectivamente, para 2031. Sin embargo, se prevé un crecimiento limitado de la producción en ambas regiones (0.8% anual para China y 1.0% anual para la Unión Europea), ya que se espera que los precios relativamente más altos de los cereales generen una fuerte competencia por la limitada tierra cultivable. Se prevé que Canadá, otro gran productor y el mayor exportador de colza, incrementará su producción de otras semillas oleaginosas en 1.1% anual, para llegar a 22 Mt hacia 2031.

Se prevé que para 2031, las reservas de soya tendrán un coeficiente reservas-utilización de 11.9%. En general, el coeficiente reservas-utilización se mantendrá bajo en comparación con los dos últimos decenios, lo que significa que pérdidas de cosechas podrían rápidamente provocar escasez en el mercado.

El comercio de semillas oleaginosas y sus productos es significativo, pero se desacelera

Más de 42% de la producción mundial de soya se comercializa internacionalmente, lo que representa una participación alta en comparación con otros productos básicos agrícolas. La expansión del comercio mundial de soya está directamente vinculada con el menor crecimiento previsto de su trituración en China y sus importaciones, las cuales se prevé que crecerán 0.9% anual hasta llegar a 112 Mt para 2031 (en comparación con 5.9% anual en el periodo 2012-2021), es decir cerca de dos tercios de las importaciones mundiales de soya. Las exportaciones de soya provienen sobre todo de Brasil y Estados Unidos. En tanto que históricamente Estados Unidos era el mayor exportador mundial de soya, Brasil ha asumido ese papel con un crecimiento constante de su capacidad de exportación y se prevé que represente 50% del total de exportaciones mundiales de soya durante el periodo de proyección.

En el caso de otras semillas oleaginosas, su participación en la producción mundial comercializada a nivel internacional sigue siendo mucho menor, con cerca de 14% de la producción mundial, dado que los dos mayores productores, China y la Unión Europea, son importadores netos. Los principales exportadores son Canadá, Australia y Ucrania, que se prevé que para 2031 representarán más de 67% de las exportaciones mundiales. En Canadá y Australia, más de la mitad de la producción de otras semillas oleaginosas (principalmente colza) se exporta (Figura 4.7). La producción adicional de semillas oleaginosas se tritura internamente y se exporta en forma de aceite vegetal o harina proteica.

Las exportaciones de aceite vegetal, que ascienden a 40% de la producción mundial, siguen dominadas por unos cuantos actores. Se espera que durante el periodo de las perspectivas, Indonesia y Malasia continúen representando 60% de las exportaciones totales de aceite vegetal (Figura 4.8). Sin embargo, se prevé que la participación de las exportaciones en la producción se contraerá ligeramente en dichos países, pues se espera que la demanda interna para alimentación, oleoquímicos y, en especial, biodiésel, crezca. Se prevé que el fuerte incremento de las importaciones en India, de 1.8% anual, continuará hasta sumar 16 Mt para 2031, es decir, 17% de las importaciones mundiales de aceite vegetal, con el fin de responder a una creciente demanda impulsada por el crecimiento demográfico, la urbanización y el aumento del ingreso disponible.

El crecimiento previsto del comercio mundial de harina proteica durante el periodo de las perspectivas es de 1.0% anual, por debajo de 1.4% anual durante la última década. Se espera que Argentina se mantenga como el mayor exportador de harina proteica, ya que es el único gran productor de este tipo de harina con una clara orientación a la exportación. El mayor importador es la Unión Europea, y se espera que sus importaciones disminuyan como resultado de la reducción de la demanda interna. Se prevé que la mayor parte de los 10 Mt de crecimiento de las importaciones mundiales de harina proteica tendrá lugar en Asia, en particular en la República Socialista de Viet Nam, donde la recuperación del brote de PPA se acompañará de un crecimiento adicional. No se espera que la capacidad interna de trituración en los países asiáticos mantenga el ritmo de la demanda de harina proteica y se espera que la expansión del sector ganadero requiera importar forraje para cubrir las necesidades de producción.

Los altos precios actuales se debilitarán durante el periodo de proyección

El aumento de los precios de las semillas oleaginosas y sus productos continuó hasta 2021 y cerró en niveles nominales sin precedentes, a medida que la demanda mundial creció más rápido que la oferta. Se espera un ajuste descendente durante los primeros años del periodo de las perspectivas, a la espera de que las expectativas de producción mejoren, en parte impulsadas por mejores incentivos a la producción de los altos precios actuales. A partir de entonces, se espera que los precios se incrementen ligeramente en términos nominales y bajen en términos reales, siguiendo la tendencia a largo plazo de los precios de los productos básicos agrícolas (Figura 4.9). El crecimiento económico sostenido tras la recuperación de la pandemia de COVID-19 debería respaldar el precio de las semillas oleaginosas y sus productos durante el periodo de proyección, en tanto que las continuas mejoras en la productividad ejercerán presión a la baja sobre los precios reales.

La preocupación por el medio ambiente influirá en las cadenas mundiales de suministro de semillas oleaginosas

El margen para aumentar la producción de aceite de palma en Indonesia y, en particular, en Malasia dependerá cada vez más de las actividades de replantación y de las mejoras de los rendimientos, más que de la expansión de la superficie. En años recientes, el crecimiento de la producción ha sido lento a causa de la baja rentabilidad del sector y el incremento de los costos de la mano de obra en Malasia. Las grandes empresas productoras de aceite de palma de Indonesia han logrado ciertos avances en la replantación. En cuanto a la evolución de los rendimientos en los 10 años recién pasados, los rendimientos promedio bajaron a una tasa anual de 2.3% en Malasia y de 1.6% en Indonesia. Además de esta desaceleración de los rendimientos, las preocupaciones por la sostenibilidad también influyen en la expansión de la producción de aceite de palma, ya que la demanda en los países desarrollados favorece a los aceites libres de procesos de deforestación y exige la certificación de sostenibilidad del aceite vegetal utilizado como materia prima para biodiésel y, cada vez más, de los aceites vegetales que entran en la cadena alimentaria. Sin embargo, en Malasia e Indonesia están muy extendidos varios sistemas de certificación que compiten entre sí.

Las políticas sobre biocombustibles de Estados Unidos, la Unión Europea e Indonesia son aún una fuente importante de incertidumbre en el sector del aceite vegetal, pues cerca de 15% de la oferta mundial de este se destina a la producción de biodiésel. En Indonesia se cuestiona el cumplimiento de la recién propuesta norma obligatoria de biodiesel de 30%, ya que —además de requerir subsidios gubernamentales— puede imponer restricciones a la oferta a mediano plazo. En la Unión Europea, las reformas políticas y el surgimiento de las tecnologías de biocombustibles de segunda generación podrían provocar cambios dirigidos a eliminar las materias primas de origen vegetal. La evolución de los precios del petróleo crudo, que afecta a la competitividad y a la rentabilidad de la producción de biodiésel, es aún una fuente importante de incertidumbre.

El ritmo de recuperación de la PPA por parte de la industria china de la carne de cerdo, en combinación con la reestructuración de dicha industria, influirá en gran medida en la demanda de forraje, en particular de harina proteica para forraje. Las harinas proteicas compiten en parte con otros componentes del forraje en la producción de forrajes compuestos y, por tanto, son sensibles a cualquier cambio en los precios de los cereales. Esto podría generar un ajuste en las mezclas de forraje e influir en el uso de la harina proteica.

La preocupación de los consumidores respecto de la soya se deriva de la elevada proporción de su producción que se obtiene de semillas genéticamente modificadas. En la Unión Europea, en particular, los programas de certificación de productos de origen animal basados en forraje libre de productos genéticamente modificados cobran fuerza y pueden reorientar la demanda de forraje hacia otras fuentes de proteínas no basadas en harina de soya. Este cambio puede reducir aún más la demanda de harina proteica, porque en el periodo 2019-2021 la Unión Europea representó 13% de la demanda mundial. La mayor preocupación por el medio ambiente está particularmente relacionada con un posible vínculo entre la deforestación y el aumento de la producción de soya en Brasil y Argentina. Tales inquietudes motivaron al sector privado a estimular el uso de tierras ya despejadas para acrecentar la expansión de la superficie y así evitar una mayor deforestación. De tener éxito, las iniciativas voluntarias desalentarían el desbroce de tierras por parte de los productores de soya.

La guerra de Rusia contra Ucrania plantea gran incertidumbre en torno al complejo girasol, puesto que ambos países son los mayores productores de semilla de girasol (cada uno representa más de una cuarta parte de la producción mundial) y los mayores exportadores de productos basados en girasol. En particular, Ucrania es también un importante exportador regional de colza y soya. Por tanto, cualquier déficit de producción disminuye la cantidad de semillas oleaginosas y sus productos disponibles en el mercado mundial, pero, sobre todo, puede provocar un déficit de aceite vegetal y de harina proteica para forraje en Ucrania.

Las implicaciones a largo plazo de la pandemia de COVID-19 podrían ser importantes y dependerán de la velocidad de la recuperación económica, porque el consumo de aceite vegetal tiende a crecer con fuerza junto con el crecimiento económico; por su parte, la harina proteica depende en gran medida de la evolución de la producción animal, a su vez estrechamente correlacionada con el crecimiento de los ingresos.

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