8. Pescado

Se espera que el consumo de pescado1 para alimentación crezca durante el próximo decenio, aunque a un ritmo más lento que el del último decenio, debido en gran medida a la disminución de la demanda en los países asiáticos, los principales consumidores de alimentos de origen acuático. La desaceleración en dichos países es resultado de los ya altos niveles promedio de consumo de pescado per cápita, así como de la mayor competencia por parte de las distintas carnes y la recuperación del consumo de carne de cerdo en la República Popular China (en adelante, China). Se prevé que el consumo aparente2 per cápita de pescado para alimentación aumentará en todos los continentes excepto África, la región con el crecimiento demográfico más rápido. Se prevé que, para 2032, el consumo aparente de pescado para alimentación llegará a 21.2 kg per cápita a nivel mundial, arriba de los 20.4 kg registrados en el periodo base (promedio 2020-2022). Las diferencias entre continentes persistirán y se incrementarán, pues se espera que el crecimiento más fuerte tenga lugar en Asia, cuyo consumo per cápita es ya el más alto. Por el contrario, se prevé una disminución en África, cuyo consumo per cápita es el más bajo. Se espera que la participación del consumo de pescado para alimentación en la producción pesquera y acuícola total permanezca bastante estable, en cerca de 90% durante el periodo de las perspectivas. El restante 10% de la producción se utilizará para fines no alimentarios, principalmente harina y aceite de pescado.

Todos los precios del pescado disminuirán en términos reales durante el periodo de las perspectivas, por debajo de los altos niveles alcanzados en el periodo base (Figura 8.1). Sin embargo, el moderado crecimiento de la producción de pescado impedirá que los precios bajen demasiado. Se espera que los precios del aceite de pescado experimenten la mayor disminución durante el periodo, lo cual refleja una corrección a la baja de los niveles excepcionalmente altos observados en 2022. Pese a la estabilidad de los suministros, los precios del aceite de pescado aumentaron más de 50% en 2022 en comparación con 2021, sustentados por los altos precios de los aceites vegetales. Se espera que la disminución de los precios de la harina de pescado en términos reales sea marginal y menor que la de otras categorías durante el periodo de las perspectivas, debido a la continua escasez de suministros y la fuerte demanda. Se espera que, durante los próximos 10 años, los precios mundiales del pescado, las especies de acuicultura y las de captura disminuyan a tasas similares en términos reales.

La producción mundial de pescado seguirá expandiéndose para satisfacer la creciente demanda que alcanzará 202 millones de toneladas (Mt) para 2032, aunque a un ritmo más lento que en el último decenio. Esta desaceleración del crecimiento refleja el impacto de los cambios de políticas públicas en China, los cuales frenaron la expansión de la producción, los altos costos de los insumos, en particular de la energía y el supuesto de que en 2032 estará presente el fenómeno de El Niño, que provocará una disminución de la producción, sobre todo en América del Sur. La mayor parte de la producción adicional será generada por el sector de la acuicultura. Se prevé que, para 2032, la producción acuícola representará 55% de la producción pesquera total, comparado con 50% en el periodo base. En promedio, el sector de la pesca de captura proporcionará cerca de 92 Mt de pescado cada año, con niveles más bajos en los años de El Niño.3 Se espera que la producción mundial de harina de pescado se expanda durante los próximos 10 años y que el principal impulsor será la proporción de harina de pescado obtenida a partir de los residuos de pescado, como resultado de la mayor capacidad del sector de utilizar subproductos. Se prevé que la producción mundial de aceite de pescado aumentará a una tasa similar a la de la producción pesquera total.

Se prevé que el comercio mundial de pescado para consumo humano seguirá creciendo durante el próximo decenio, aunque a un ritmo menor que el del pasado decenio. Asia, y en menor grado Europa, impulsarán la expansión de las exportaciones. Para 2032, Asia representará 51% de las exportaciones de pescado para alimentación, en comparación con 47% registrado en el periodo base. Se prevé que las exportaciones de África, Oceanía y el continente americano disminuyan para 2032 resultado de la desaceleración del crecimiento de la producción en estos continentes y de la supuesta presencia de El Niño en el caso del continente americano. La Unión Europea, los Estados Unidos de América (en adelante, los Estados Unidos) y China se mantendrán como los tres mayores importadores y que dichas importaciones aumentarán en la Unión Europea y los Estados Unidos; por su parte, se espera que las importaciones chinas se reduzcan 21% para 2032. Dicha reducción refleja los esfuerzos que China está realizando para satisfacer su creciente demanda de alimentos con la producción nacional.

Se espera que los sectores de la pesca y la acuicultura afronten importantes incertidumbres durante el próximo decenio. La producción de la pesca de captura y los precios relacionados podrían resultar afectados por las recién concluidas negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre subsidios a la pesca, pero también por la mejor gestión de esta. El cambio climático representa una fuente de riesgo ambiental y regulatorio de los sectores de la pesca de captura y la acuicultura. Finalmente, la guerra de la Federación de Rusia (en adelante, Rusia) contra Ucrania y las sanciones relacionadas continuarán causando impacto sobre el comercio de pescado dado el posicionamiento de Rusia como un productor importante de pesca de captura.

Después de la fuerte recuperación registrada en 2021, la producción mundial de pescado se elevó ligeramente en 2022, para alcanzar alrededor de 183 Mt. El aumento de la producción de Asia se compensó en parte por la reducción de la pesca de captura peruana tras un año de elevada producción en 2021. Los costos más altos de producción (de energía y combustible) afectaron a la rentabilidad de los sectores de la pesca de captura y de acuicultura, pese a un aumento importante en los precios del pescado.

El aumento de la demanda, impulsado por la recuperación económica mundial tras la recesión causada por la pandemia de COVID-19, combinado con las interrupciones del suministro, incluidos los conflictos geopolíticos y los desastres de carácter meteorológico, provocaron que la inflación aumentara en 2021 y 2022. De acuerdo con el índice de precios del pescado de la FAO,4 los precios internacionales de dicho producto se incrementaron 19% en 2022 comparado con 2021, tras un aumento de 7% en 2021. El índice alcanzó su punto máximo en 135 en junio de 2022 y desde entonces siguió una tendencia a la baja.

Por su parte, las exportaciones mundiales de pescado para alimentación sufrieron una baja marginal en 2022 en comparación con 2021 y se estima que alcanzaron 42 Mt. Las mayores exportaciones de Chile, la República de Corea y la India se vieron contrarrestadas en parte por la reducción de las exportaciones del Perú, la Unión Europea y Noruega.

El pescado puede consumirse en formas diferentes, bien sea para alimentación o para otros usos. El pescado no consumido como alimento se reducirá a harina y aceite de pescado o se destinará a otros usos no alimentarios: peces ornamentales, crías, alevines, cebo, insumos farmacéuticos y forraje directo para la acuicultura, la ganadería y otros animales. Se espera que, durante los próximos 10 años, la mayor parte de la producción pesquera y acuícola continúe orientándose al consumo humano. Además, se prevé que, en 2032, 90% de la producción de pescado se consumirá como alimento, comparado con 88% en el periodo base (2020-2022 en promedio). La cifra refleja principalmente una reducción de las cantidades de pescado utilizadas para la producción de harina y aceite de pescado debido al fenómeno de El Niño, que se supone tendrá lugar en 2032.

A nivel mundial, se prevé que el pescado para consumo humano seguirá en aumento, aunque a un ritmo más lento que el registrado en los decenios anteriores. Tal ralentización del crecimiento obedece principalmente a la lenta expansión de la producción, a los precios más altos del pescado, en particular en los primeros años del periodo de proyección, y al debilitamiento de la demanda en varios países asiáticos. Se prevé que el pescado para consumo humano se incrementará 14%, para llegar a 182 Mt en 2032, y se expandirá en todos los continentes. Sin embargo, la magnitud del aumento variará entre un continente y otro por los diferentes niveles de referencia de consumo y tasas de crecimiento demográfico. Se prevé que, para 2032, África presentará la mayor tasa de crecimiento del pescado disponible para consumo alimentario (+25%), y que la de Europa será la más baja (+4.6%). En +14%, Asia no tiene la tasa de crecimiento más alta, pero es, por un gran margen, el mayor consumidor de pescado. Por consiguiente, Asia representará 74% del pescado adicional consumido para 2032. China por sí sola representará 34% de ese volumen adicional. La acuicultura aportará una proporción al alza del total de pescado disponible para consumo humano, al aumentar de 57% en el periodo base a 61% para 2032.

Se espera que el consumo mundial aparente de pescado para alimentación se incremente durante el próximo decenio y que en 2032 ascienda a 21.2 kg per cápita, cifra por arriba de la media de 20.4 kg registrada en el periodo 2020-2022 (Figura 8.2). La tasa de crecimiento será menor en la segunda mitad del periodo de las perspectivas, que es cuando aumentarán los precios del pescado. En términos per cápita, el consumo de pescado crecerá en todos los continentes excepto África, donde se prevé que disminuirá de 9.8 kg en el periodo 2020-2022 a 9.6 kg en 2032, en tanto que en el África subsahariana la reducción será mayor (bajará de 8.8 kg en 2020-2022 a 8.3 kg en 2032). Sin embargo, el aumento de los ingresos y los niveles de consumo cercanos a la saturación en varios países asiáticos derivan en una evolución de consumo per cápita de pescado más equilibrada en todos los continentes. La disminución del consumo per cápita de pescado en África será relativamente menor que en el decenio anterior, en tanto que el aumento de dicho consumo en Asia equivaldrá a la mitad que el del último decenio.

Durante el periodo de las perspectivas, los países de ingresos medios impulsarán el crecimiento del consumo alimentario per cápita aparente, seguidos por los países de ingresos altos. Sin embargo, se espera que los países de ingresos bajos experimenten un crecimiento negativo durante el mismo periodo.

El consumo de harina y aceite de pescado se verá limitado por su producción generalmente estable. Los mercados seguirán caracterizados por la competencia tradicional entre la acuicultura y la ganadería por la harina de pescado, y entre la acuicultura y la industria de suplementos dietéticos para consumo humano directo por el aceite de pescado. La reducción del uso de harina de pescado en las raciones de forraje, debida a su alto precio y a importantes trabajos de innovación, seguirá ampliando el mercado de harinas oleaginosas en la industria de la acuicultura, en tanto se prevé que en 2032, el uso de harinas oleaginosas alcanzará alrededor de 11.4 Mt. China será el mayor usuario de harina de pescado para forraje, con una proporción de 42% del consumo total en 2032. Aún se espera que el aceite de pescado se utilice predominantemente en la acuicultura, pero el consumo humano directo se mantendrá como un mercado importante, en el que por lo general los precios son más altos.

Se espera que la producción mundial de pescado (pesca de captura y acuicultura) aumente a 202 Mt para 2032, arriba de los 181 Mt en el periodo base (Figura 8.3). Si bien la producción mundial de pescado todavía va en aumento (+12% durante el periodo de las perspectivas), la tasa de crecimiento es considerablemente menor que el incremento de 22% logrado durante el pasado decenio. Esta es la consecuencia de una tasa más baja de crecimiento en los sectores de la acuicultura en comparación con el decenio anterior. En general, se espera que persista la pauta del decenio anterior, en el cual la producción de pesca de captura se mantuvo relativamente estable, en tanto que la de acuicultura creció.

Se prevé que la producción de pesca de captura crecerá ligeramente y ascenderá a 91 Mt para 2032, lo que representa un aumento de poco menos de 1 Mt. Sin embargo, el lento crecimiento se debe en parte al supuesto fenómeno de El Niño en 2032, que reduce la producción de la pesca de captura en América del Sur y provoca que la producción mundial baje entre 2 y 3 Mt en estos periodos. Se espera que el crecimiento en la producción de la pesca de captura provenga en gran medida de la mejora en la gestión pesquera, de los avances tecnológicos y de la reducción de descartes y residuos. La mayor parte de la producción se originará en los países asiáticos, cuya proporción en la pesca de captura mundial se espera que aumente ligeramente a 53% para 2032.

La inmensa mayoría (96%) del crecimiento adicional en la producción pesquera mundial provendrá del aumento de la producción acuícola, la cual se prevé que alcanzará 111 Mt para 2032, un incremento de 22% (o +20 Mt) más que en el periodo base, comparado con 55% (o +33 Mt) en el decenio anterior. Tal disminución prevista del crecimiento de la producción acuícola se deberá principalmente a la constante desaceleración del aumento en productividad en relación con los reglamentos ambientales, las enfermedades de los animales vinculadas con la alta densidad de siembra y la menor disponibilidad de ubicaciones óptimas de producción. Se espera que, particularmente China, experimente una desaceleración considerable de crecimiento de la producción de pescado de acuicultura, debido a los reglamentos destinados a aumentar la sostenibilidad del sector y a orientar el crecimiento de las especies para los consumidores nacionales. No obstante, China continuará dominando la producción acuícola mundial, con una participación esperada de 56% en 2032, lo cual representa una disminución marginal respecto del periodo base.

Se prevé que la producción de todos los grupos de especies aumentará durante el periodo de las perspectivas, aunque a diferentes tasas, lo cual genera un cambio en la composición de la producción acuícola para 2032. Se espera que la proporción de carpa, la principal especie cultivada, disminuya para 2032, mientras que la de todos los demás grupos de especies aumentará. Lo anterior representa la continuación de una tendencia a la baja que comenzó a finales de la década de 1990 y que corresponde, en especial en China, a la diversificación de la producción sobre todo como respuesta a la demanda local. Cabe observar que se prevé que la participación de China en la producción total de carpa disminuirá, como resultado de un fuerte crecimiento en otros países como la India. Las proporciones de camarones y langostinos, así como de peces de agua dulce y diádromos (excluidos la tilapia y los salmónidos, cuyas proporciones se prevé que permanecerán bastante estables), se incrementarán.

Durante el próximo decenio, se espera que la cantidad producida de pesca de captura para harina y aceite de pescado fluctuará entre mínimos de 15.9 Mt en los años de El Niño y máximos de 18.3 Mt en los mejores años de pesca. Eso representa una caída en comparación con la cantidad promedio de peces silvestres utilizada para reducción de 26 Mt en la década de 1990. A la vez, se prevé que el uso de residuos y subproductos de pescado para la producción de harina y aceite de pescado seguirá en aumento, a medida que la demanda de filetes por parte del mercado aumente la cantidad de residuos generados (Figura 8.4). El nivel absoluto de harina y aceite de pescado producidos a nivel mundial ascenderá a 5.4 Mt y 1.3 Mt (en peso de producto), respectivamente, en 2032, con un crecimiento correspondiente de 4.0% y 11%, comparado con el periodo base. Una destacada consecuencia de la capacidad relativamente limitada de crecimiento de la producción de harina de pescado, así como el crecimiento constante de la acuicultura, es el uso cada vez mayor de las harinas oleaginosas para compensar el déficit de forraje para la industria acuícola. El diferencial de precio observado entre el aceite de pescado y el aceite vegetal, al igual que la creciente diferencia entre la harina de pescado y las harinas oleaginosas, señala la probabilidad de que la trituración de pescado siga siendo una actividad redituable. Se espera que la harina y el aceite de pescado se utilicen de forma selectiva en etapas específicas del ciclo de producción (por ejemplo, para incubación, reproducción y dietas de acabado), pues se consideran los ingredientes más nutritivos y digestivos para los peces de cultivo.

Según las proyecciones, los productos acuáticos (para uso alimentario y no alimentario) mantendrán un alto nivel de comercialización: cerca de 33% de la producción pesquera total, incluido el comercio intracomunitario de la Unión Europea (30% si se le excluye), exportado en 2032, debido al grado de apertura del sector al comercio internacional y de integración en el mismo. Se espera que la cadena de suministro de productos acuícolas y de captura se mantenga complicada, dado que los productos acuáticos suelen cruzar las fronteras nacionales varias veces antes de su consumo final, por la contratación externa de la labor de procesamiento a países con costos de mano de obra y de producción relativamente más bajos.

Se prevé que el comercio mundial de pescado para consumo humano será 5.0% más alto en 2032 que durante el periodo base. Esto representa una disminución en comparación con el crecimiento de 10% registrado en el decenio pasado. Los altos costos del transporte, la expansión más lenta de la producción pesquera y el deseo de satisfacer la demanda interna con producción local en algunos países clave, entre ellos China, son los principales impulsores de esta desaceleración del crecimiento. Para 2032, se prevé que las exportaciones de pescado para consumo humano alcanzarán 44 Mt, arriba de los 42 Mt registrados en el periodo base.

Para 2032, los países de ingresos medios altos son el único rango de ingresos que se espera aumenten su participación en las exportaciones mundiales de pescado para alimentación, al incrementarse a 48% de 44% en el periodo base. Los países de ingresos altos representarán 31% del total de exportaciones de pescado para alimentación para 2032, los países de ingresos medios bajos 18%, y los de ingresos bajos el restante 4% (Figura 8.5). China consolidará su liderazgo como el mayor exportador de pescado para consumo humano, con una participación de 22% en las exportaciones mundiales en 2032 (arriba de 17% en el periodo 2020-2022), seguida por Noruega y Viet Nam (estables a 7% y 6%, respectivamente).

La participación de los países de ingresos medios bajos en las importaciones mundiales de pescado para alimentación aumentará durante el periodo de las perspectivas y la de los países de ingresos medios altos disminuirá. Para 2032, se espera que las participaciones en las importaciones de pescado para alimentación de los países de ingresos medios bajos y medios altos alcancen 15% y 26%, respectivamente, de las importaciones mundiales de dicho producto, frente al 12% y 29%, respectivamente, en el periodo base. La tendencia indica el aumento en el ingreso de los países de ingresos medios bajos, el cual les permite acceder más al mercado internacional. También indica la reubicación de la industria de procesamiento del pescado de los países de ingresos medios altos, como China, a aquellos con costos de producción relativamente menores, como la India, Indonesia o Viet Nam, lo cual redunda en un aumento de las importaciones de materia prima en los países de ingresos medios bajos. La participación de los países de ingresos altos en las importaciones mundiales de pescado para la alimentación permanecerá estable: 56% durante los próximos 10 años. Por su parte, los países de ingresos altos seguirán dependiendo en gran medida de las importaciones de pescado para consumo humano para satisfacer su demanda. Se prevé que, para 2032, las importaciones de pescado para alimentación representarán 75% del consumo total de pescado en los países de ingresos altos.

En 2032, se prevé que las exportaciones de harina de pescado alcanzarán 3.3 Mt de peso de producto, cantidad comparable a la observada en el periodo base. Sin embargo, cabe señalar que se supone que 2032 será un año en el que se presentará el fenómeno de El Niño, lo que disminuirá la producción y el comercio de harina de pescado. El Perú se mantendrá como el principal exportador de harina de pescado, con una participación en las exportaciones mundiales que fluctuará entre 26% y 34%, dependiendo de si se presenta o no el fenómeno de El Niño. Se espera que China tenga una participación de 55% en las importaciones mundiales de harina de pescado para 2032, aumento de 46% registrado en el periodo 2020-2022, para cubrir las necesidades de sus industrias acuícola y porcina. Se espera que las exportaciones de aceite de pescado aumenten ligeramente a 0.9 Mt de peso de producto para 2032. Con una participación conjunta de 44%, la Unión Europea y Noruega mantendrán su posición como los principales importadores de aceite de pescado, el cual utilizan para el cultivo de salmón y como suplemento dietético para consumo humano.

Los precios de todas las categorías aumentaron en 2022, pues la recuperación económica en curso de la pandemia de COVID-19 continúo impulsando una fuerte demanda, en combinación con el entorno inflacionario general. En términos nominales, se espera que los precios de todos los grupos de productos bajen hasta 2026, antes de volver a aumentar conforme la demanda se estabilice a raíz de la recuperación de la pandemia de COVID-19. Los precios disminuirán durante el periodo de proyección, pero seguirán altos en relación con los niveles históricos de todos los grupos de productos. Sin embargo, los precios reales de todos los grupos de productos caerán en el periodo de proyección, debido en parte al incremento de la competencia por parte de otras fuentes de proteínas (Figura 8.1).

Los precios de los productos de pesca de captura y acuicultura se ven afectados por la competencia cada vez mayor de otras fuentes de proteínas, predominantemente las carnes de porcino y de aves de corral. El incremento de la producción y la caída de los precios de otras fuentes de proteínas debilitarán la demanda y reducirán los precios de los productos acuícolas y de captura en términos reales. Sin embargo, se espera que el crecimiento de la producción de acuicultura se vea más lento que en el decenio anterior (véase la sección de producción), lo cual limita la baja esperada de los precios a lo largo del periodo de proyección.

Se espera que, en términos nominales, los precios del pescado de captura suban 19% (+1.1% anual). Sin embargo, en términos reales, esto equivale a una baja de 6.6% (–0.9% anual). La situación difiere de la del último decenio, cuando los precios se incrementaron 27% en términos nominales y 1.8% en términos reales. Al igual que sucede con otros grupos de productos, el crecimiento de los precios observado durante el decenio anterior se deriva del fuerte aumento de los precios ocurrido después de la pandemia de COVID-19 en el periodo base. Se espera que, en términos nominales, los precios bajen del alto nivel alcanzado en 2022 hasta 2026, antes de volver a crecer a partir de 2027. En términos reales, los precios del pescado de captura seguirán una pauta similar, pero continuarán bajando después de 2027, aunque a un ritmo más lento que el del periodo entre 2022 y 2026.

Se espera que los precios del pescado de acuicultura sigan pautas semejantes a los de la pesca de captura, con un crecimiento nominal de 16% (+1.5% anual) y bajas reales de 9.0% (–0.5% anual). Se prevé que los precios de la acuicultura se vean mucho más bajos que los del pasado decenio, cuando aumentaron 41% en términos nominales y 13% en términos reales. Al igual que sucede con la pesca de captura, la tendencia de precios se caracteriza por una disminución que tendrá lugar entre 2022 y 2026, a medida que los precios bajen de los niveles altos impulsados por la recuperación de la pandemia de COVID-19, seguida por un crecimiento de 2027 a 2032. A diferencia de la pesca de captura, se espera que el aumento de los precios, tanto en términos nominales como reales se presente en la segunda mitad del periodo de proyección.

Se espera que los precios del aceite de pescado crezcan 9.2% (+1.7% anual) en términos nominales, pero que en términos reales bajen 14% (–0.3% anual), lo que representa la mayor caída observada en todos los grupos de productos. Dicha disminución se debe en parte a los precios excepcionalmente altos registrados en el periodo base, cuando, pese a la estabilidad de los suministros, el precio del aceite de pescado aumentó más de 50% en 2022 comparado con 2021 dado el alto precio del aceite vegetal. Los precios excepcionalmente altos alcanzados en 2022 hacen suponer que, en 2032, los precios del aceite de pescado se ubicarán por debajo de los de 2022, en términos nominales y reales, incluso ante su constante y fuerte demanda como insumo del forraje para la acuicultura y para el consumo humano. La disminución de los precios contrasta en gran medida con lo sucedido en el decenio anterior, cuando los precios se incrementaron 102% (+2.8% anual) en términos nominales y 63% (+0.9% anual) en términos reales. Se espera que los precios de la harina de pescado alcancen el mayor crecimiento en términos nominales: 26% (+1.3% anual) y experimenten la menor baja en términos reales: –0.6% (–0.7% anual). La disminución marginal de los precios de la harina de pescado es reflejo de la continua escasez de suministros y la gran demanda, reforzada por el incremento de la demanda de harina de pescado en relación con otras harinas proteicas en la producción acuícola.

Los sectores de la pesca de captura y la acuicultura seguirán afrontando muchas incertidumbres durante los próximos 10 años, como desafíos relacionados con el medio ambiente, cambios de políticas públicas y eficacia en la gobernanza. Si bien se espera que gran parte del crecimiento de la producción provenga de la acuicultura, los cambios en las políticas gubernamentales, sobre todo los relacionados con el impacto ambiental, podrían alterar la distribución y la tasa de crecimiento. Cualquier cambio en las políticas públicas de China, el mayor productor mundial de productos acuícolas y de captura, afectará en gran medida la producción mundial y el 15.º plan quinquenal 2026-2030 representa una fuente de incertidumbre para la segunda mitad del periodo de proyección.

El cambio climático tendrá efectos directos e indirectos sobre la pesca de captura y la acuicultura y es tal vez una de las mayores fuentes de incertidumbre para la producción de pescado durante el próximo decenio, lo cual es difícil plasmar en las proyecciones. Los impactos directos del cambio climático en la pesca de captura incluyen los cambios en la distribución geográfica de existencias, así como en la composición, rotación, abundancia y diversidad de las especies en los ecosistemas marinos. El cambio climático no solo afectará a los recursos disponibles para los pescadores, sino que también complicará la labor de los administradores de la industria pesquera y aumentará el número de reservas compartidas, elevando así la necesidad de contar con regímenes cooperativos de gestión. En cuanto a la acuicultura, se espera que los cambios impulsados por el clima en términos de temperatura, precipitaciones, acidificación de los océanos, incidencia y el grado de hipoxia y aumento del nivel del mar, la disponibilidad de semillas silvestres, así como la disminución de las precipitaciones que provoca la competencia por el agua dulce, tendrán efectos a largo plazo. Los impactos del cambio climático no se distribuirán de manera uniforme y se esperan cambios mayores en las regiones tropicales en comparación con las zonas templadas.

El cambio climático también genera riesgos reglamentarios tanto para la pesca de captura como para la acuicultura. A medida que los gobiernos se ven presionados a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el sistema alimentario y a alcanzar el cero neto, los precios de los insumos energéticos clave para la pesca de captura (por ejemplo, el diésel) y la acuicultura (por ejemplo, la electricidad) pueden cambiar y alterar la rentabilidad de algunas actividades, con impactos en los tipos de producción y la estructura de la flota. El impacto de dichas políticas sobre los mercados agrícolas es otra fuente de incertidumbre. Los riesgos planteados por la transición al cero neto dependen tanto de la intensidad en energía de la producción como del carácter de las políticas aplicadas, por lo cual resultan difíciles de predecir y heterogéneos en todos los países y segmentos de la flota. La OCDE desarrolló dos nuevas iniciativas para ayudar a los gobiernos a entender dichos retos y compartir las mejores prácticas: una relacionada con el impacto del cambio climático sobre la formulación de políticas para la pesca de captura y otra con la función que la acuicultura puede desempeñar para superar los retos que los sistemas alimentarios afrontan en el mundo entero.

Para ayudar a los países vulnerables a mitigar los efectos a menudo devastadores del cambio climático, el proyecto Transformación azul de la FAO puede brindar un camino hacia la reducción del hambre y la gestión sostenible de océanos, mares y recursos marinos mediante la reconciliación de la sostenibilidad ambiental, la seguridad alimentaria y las prioridades de los medios de vida. La Transformación azul se centra en sistemas alimentarios azules más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, tanto de la pesca de captura como de la acuicultura, promovidos mediante políticas y programas mejorados en aras de la gestión integrada con fundamento científico, la innovación tecnológica y la participación del sector privado. Sus objetivos principales son tres: expansión e intensificación sostenibles de la acuicultura, gestión eficaz de todas las pesquerías y cadenas de valor mejoradas. Para lograr los objetivos de la Transformación azul se requiere usar enfoques integrales y adaptativos que tomen en cuenta la compleja interacción entre los componentes globales y locales de los sistemas alimentarios y que sustenten las intervenciones de múltiples partes interesadas, con miras a asegurar y mejorar los medios de vida, fomentar la distribución equitativa de los beneficios y propiciar el uso y la conservación adecuados de la biodiversidad y los ecosistemas.

En 2022, la comunidad internacional acordó que la disciplina vinculante sobre los subsidios a la pesca en la OMC y su aplicación representa otra fuente de incertidumbre sobre la producción de la pesca de captura. Entre otras cosas, el acuerdo prohíbe los subsidios a la actividad pesquera de especies sobreexplotadas, a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (pesca INDNR), así como a la pesca en alta mar fuera de la jurisdicción de una organización regional de ordenación pesquera (OROP). En un análisis del apoyo gubernamental a la pesca presentado en el OECD Review of Fisheries 2022 (Informe de la OCDE sobre Pesca 2022) se señala que más de 60% del apoyo (promedio 2018-2020) plantea un riesgo alto o moderado de fomentar la pesca insostenible por falta de una gestión eficaz. Esto sugiere que, al entrar en vigor el acuerdo de la OMC (una vez que dos tercios de los Miembros lo hayan aceptado), los efectos sobre la producción de pesca de captura pueden ser significativos si se requiere que los gobiernos modifiquen sus programas de subsidios para asegurar su cumplimiento. Asimismo, el acuerdo incluye disposiciones para adoptar disciplinas más integrales dentro de los cuatro años posteriores a la entrada en vigor del acuerdo inicial, lo que podría provocar la aplicación de otro conjunto de disciplinas más estrictas durante el periodo de proyección y generar incertidumbres en el futuro.

Por último, desde una perspectiva comercial, las futuras decisiones de política pública podrían afectar las proyecciones. Por ejemplo, si bien siguen en pie las sanciones a Rusia después de la invasión de Ucrania, cualquier cambio en esta situación es difícil de predecir y puede repercutir en las relaciones comerciales esperadas. La tensión actual entre los Estados Unidos y China puede influir cada vez más en la comercialización de productos pesqueros, sobre todo si se ven afectadas las actividades comerciales y pesqueras en el Pacífico. La imposición de sanciones, aranceles y restricciones comerciales a largo plazo podría alterar los mercados establecidos y con ello reducir el comercio y el aumento de precios al consumidor en varias regiones.

Notas

← 1. En este capítulo y en todo el informe, los términos “pescado”, “productos alimentarios marinos”, “producción o productos pesqueros y de acuicultura” o “productos acuáticos” se utilizan para referirse a peces, crustáceos, moluscos y otros animales acuáticos, pero excluyen a los mamíferos acuáticos, los cocodrilos, los caimanes, los lagartos y las plantas acuáticas. Todas las cantidades se expresan en equivalente de peso vivo, excepto las relacionadas con la harina y el aceite de pescado.

← 2. El término “aparente” se refiere a la cantidad de alimento disponible para consumo, que no es igual a la ingesta promedio de alimentos comestibles. La cantidad se calcula como (producción + importaciones – exportaciones – usos no alimentarios, +/– variaciones en las reservas), todos expresados en equivalente de peso vivo.

← 3. Los años de El Niño están fijados en el modelo para que ocurran en 2024, 2028 y 2032.

← 4. Calculado en términos nominales y abarca los productos pesqueros y acuícolas.

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