Panamá

La crisis afectó fuertemente a la economía de Panamá. En 2020, el producto interno bruto (PIB) se contrajo casi un 18% anual, debido especialmente a la interrupción del comercio mundial y el turismo. Tras años de mejora, en 2020 la tasa de pobreza alcanzó el 17.8% de acuerdo con las últimas estimaciones internacionales comparables, un incremento de más de tres puntos porcentuales con respecto al año anterior. Esta cifra es inferior al 30.9% correspondiente a América Latina y el Caribe (ALC). La pobreza extrema se mantuvo estable en 2020, en el 6.4%, frente al promedio de ALC del 10.0%. Previo a la crisis, el gasto público en salud de Panamá era del 7.3% del PIB, un porcentaje ligeramente superior al promedio de ALC (6.8%); gasto que supo mantenerse estable en el último decenio, frente a un incremento de 0.3 puntos porcentuales en la región. Sin embargo, la percepción de la calidad de los servicios de salud entre los ciudadanos se deterioró. En 2020, el 50.8% de las personas se declararon satisfechas con la atención sanitaria, un porcentaje que si bien es superior a la media de la región de ALC (48.2%) y considerablemente menor al promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (70.7%), es finalmente casi 18 puntos porcentuales más baja que hace diez años. La pandemia también generó un duro efecto en la educación, ya que, entre marzo de 2020 y mayo de 2021, las escuelas han estado totalmente cerradas durante 55 semanas, una de las cifras más altas de ALC (26 semanas) y mucho más elevada que en la OCDE (15 semanas). El aprendizaje en línea efectivo no ayudó demasiado a amortiguar los inconvenientes para los alumnos, puesto que solo estaba disponible en el 23.9% de las escuelas, frente al 32.5% en ALC y el 54.1% en la OCDE. En cuanto a la percepción de la transparencia del gobierno, el 86.6% de los panameños creían que el gobierno era corrupto en 2020, un porcentaje considerablemente superior al de la región de ALC (72.4%) y la OCDE (58.8%).

Frente a la crisis del COVID-19, la prioridad de Panamá ha sido la protección de los hogares, los trabajadores y las empresas más vulnerables. En cuanto a los hogares, Panamá emprendió una iniciativa de transferencias de efectivo (Panamá Solidario) para distribuir fondos y recursos a los más afectados por la pandemia. En lo que respecta a los trabajadores y las empresas, Panamá estableció programas dedicados a nuevas líneas de crédito, préstamos y garantías para microempresas y pequeñas y medianas empresas y los sectores económicos más afectados, como la agricultura y la hostelería, incluido el turismo, para fomentar su actividad económica y la creación de empleo. Además, el país puso en marcha el Plan “Recuperando Mi Barrio” para generar empleo temporal mediante inversiones en proyectos de infraestructuras locales.

Panamá estableció un plan de recuperación económica que prioriza la conservación de empleos y la generación de nuevas oportunidades. A largo plazo, se pretende combatir la pobreza y la vulnerabilidad, problemas estructurales que se han visto exacerbados por la crisis. Utilizando un gasto público de calidad como catalizador de la recuperación económica, Panamá se propone atender las antiguas necesidades en materia de infraestructura pública. Algunos proyectos que destacan son los relativos a la educación, el transporte y las infraestructuras de servicio público. Estas inversiones de calidad tienen como objetivos adicionales, impulsar la productividad y reforzar las cadenas de suministro. Asimismo, la atracción de inversión extranjera directa y la implementación de reformas para mejorar la competitividad y la productividad siguen siendo los pilares centrales del plan de recuperación. Respecto a los proyectos de cooperación internacional derivados de la pandemia de COVID-19 dentro de la región, Panamá colaboró con la Organización Panamericana de la Salud en la distribución de más de 35 toneladas de suministros, medicamentos y equipos de protección para luchar contra la pandemia en 26 países de ALC a través del Centro Regional de Distribución de Ayuda Humanitaria en Salud. En cuanto a la cooperación fuera de la región, en el marco del programa de cooperación con la Unión Europea EUROsociAL+, se ha prestado asistencia para garantizar el bienestar biopsicosocial de la población de edad avanzada. Además, han cooperado con Naciones Unidas en proyectos relacionados con la educación post-COVID-19, la correcta eliminación de los riesgos biológicos relacionados con el COVID-19 y el desarrollo de un estudio que codifica las buenas prácticas en la gestión de los sistemas penitenciarios durante la pandemia.

Referencias

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